Francisco Pombal, arquitecto y formador de AIGNE, participa esta tarde, a las 19.30 horas, en las conferencias de la feria Alternalia en Moaña con la charla “Rehabilitación bioclimática de vivendas”.

-¿Qué es exactamente una vivienda bioclimática?

-El nombre asusta un poco, pero se trata de las viviendas debidamente adaptadas para ahorrar en energía aprovechando bien los materiales de construcción como la piedra o la madera, la orientación de las casas y la utilización de placas solares.

-¿Por qué tratará en la feria Alternalia sobre la rehabilitación bioclimática?

-Se trata de una buena salida para las empresas de construcción, que están sufriendo todas una fuerte crisis. Y es que cada vez se reforman más viviendas y se compran menos casas nuevas. La intención es que esas reformas se hagan siguiendo criterios bioclimáticos, sobre todo con sistemas que están en crecimiento, como la recogida del agua de la lluvia para aprovecharla en el riego o en los inodoros.

-¿Está muy extendida este tipo de construcción?

-Como ocurre en muchas otras cosas en Europa nos llevan bastante ventaja. Aquí empieza a haber una cierta preocupación por este tema, pero de forma descontrolada, sobre todo porque no existe una legislación que especifique lo que se considera construcción bioclimática y lo que no. Además las subvenciones son bastante ridículas y se plantean sólo en programas aislados, como el cambio de ventanas para evitar que se pierda el calor. Ya no digo que nos fijemos en Alemania, pero incluso en Portugal este aspecto está mejor cuidado.

-Sin embargo parece que las subvenciones para instalar placas solares están funcionando bien, ¿no es así?

-Sí que se están poniendo mucho, tanto las térmicas para calentar el agua o para calefacciones como las fotovoltaicas para producir electricidad. Además, desde el 2006 la legislación obliga a que un porcentaje de la energía de cada nuevo edificio la genere el propio inmueble. El problema es que los constructores solicitaron licencias a varios años vista antes de su entrada en vigor y todavía no se nota mucho el cambio.

-¿En O Morrazo existe mucha construcción de este tipo?

-De momento sólo somos cuatro locos (risas), sobre todo por falta de información por parte de los arquitectos y constructores. La gente que utiliza placas solares tiene miedo y lo asume como un gasto a mayores, combinándolo con otro tipo de calefacción, cuando no es necesario. En España sólo Cataluña y la Comunidad Valenciana están un poco más adelantadas en cuanto a la construcción bioclimática. En Galicia la iniciativa parte siempre de la administración, como las ayudas orientadas a las reformas en los albergues del Camino de Santiago o en las zonas rurales.