Tras conocerse la postura del cuatripartito lalinense contra la ubicación de la planta de reciclaje de neumáticos en el polígono de Botos, su empresa promotora, Racso, tiene claro que desea seguir adelante con el proyecto, "pero queremos tener el mayor consenso posible con el Concello, la Xunta y la sociedad", indican desde la firma. Por eso, una de las iniciativas que quiere poner en marcha la empresa, tras la visita a una planta similar en León, es la de organizar charlas y actividades "para concienciar a los vecinos de que no se trata de una actividad perniciosa, sino de una industria que puede generar riqueza y bienestar" y que ya funciona en otras provincias del Estado, "para poder eliminar un residuo y valorizarlo". Una búsqueda en Google permite comprobar que en toda España funcionan, al menos, una docena de plantas para recuperar este material.
Desde la empresa se insiste en que "no tenemos nada que ocultar ni tergiversar, queremos explicar cuál es la actividad" que va a desempeñarse en Botos y que, según el proyecto, permitirá procesar hasta 15.000 toneladas anuales de ruedas, en un proceso de revalorización que será totalmente mecánico, ya que no se producirán ni combustiones ni ningún otro sistema químico. Mediante la trituración de los neumáticos pueden separarse los materiales textiles del caucho y del acero, para poder reciclarlos todos de forma separada. En este sentido, la firma aclara que en ningún momento se producirán residuos como grasas, y en este sentido indica que "resulta más contaminante un vehículo aparcado que pierde aceite en la calle que nuestra industria, porque ese aceite, con las lluvias, acabará en un cauce. E igual ocurre con un taller de carpintería metálica, donde los vehículos que entran y salen emitirán CO2".
Desde la empresa se confía en que, una vez que se difundan entre los vecinos todos los detalles de la planta de valorización, "lo acepten bien y lo potencien". Racso prevé que la industria de Botos genere en torno a una veintena de puestos de trabajo directos, a los que se sumarían otros empleos indirectos ya que las compras que tenga que acometer la empresa se realizarían en negocios locales.
Un "triunfo de la razón"
La postura que esgrimió anteayer el cuatripartito local contó enseguida con el aplauso en las redes sociales. Uno de los promotores de la campaña de recogida de firmas en contra de la planta, el geógrafo Antonio Presas, calificó ayer en una red social la decisión del gobierno local como "un triunfo de la razón y la democracia, al tener en cuenta la oposición de los vecinos a una actividad insalubre, nociva y peligrosa en el fondo del valle del río Asneiro. Muy bien hecho por un gobierno municipal que supo atender a sus gentes y ponerse de su lado. Esa es la política que queremos para Lalín".
Pero también hay que recordar que, si bien el gobierno lalinense acaba de pedir más informes a la Xunta y a la Universidade de Vigo por los riesgos que puede entrañar una industria de estas características, no respondió en su momento a los dos requerimientos de la propia Xunta cuando ésta sometió el proyecto a exposición pública. Tampoco se postuló Augas de Galicia, pese a que Medio Ambiente menciona la "posibilidad" de filtraciones de lixiviados.
Mientras tanto, desde el mayor partido de la oposición, el PP, se sigue a la espera de revisar toda la documentación accesible para posicionarse. Tampoco debemos olvidar que la proximidad del parque de Botos al Asneiro supuso desde siempre un riesgo medioambiental. El polígono, que se puso en marcha a finales de los 70, no está precisamente en el mejor de los enclaves a la hora de minimizar impactos en el entorno, como recordó días atrás el portavoz popular, José Crespo, en una entrevista concedida a una radio local.
