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Aquellos maravillosos años dezanos en la EGB

Exalumnos del Colegio Público de Lalín celebran el 23 de diciembre una cena de confraternidad

Estudiantes de octavo de EGB de Colegio Público de Lalín en el viaje de fin de curso del año 1983.

El restaurante Agarimo de Lalín será escenario el próximo sábado 23 de diciembre de una reunión muy especial. Exalumnos del antiguo Colegio Público de Lalín, de octavo de EGB del curso 1982-1983, compartirán mesa y mantel en una cena de confraternidad para "recordar anécdotas vividas en ese centro educativo durante ese ciclo de aprendizaje, algunos de ellos juntos durante la mayor parte de los cursos de EGB con la intención, sobre todo, de pasar un rato agradable", indicaba ayer Javier González, uno de los promotores de la cita. González cifró en algo más de una treintena los participantes en el ágape entre alumnos de ambos sexos y profesores de aquella época.

"Estamos pensando en qué profesores podemos juntar porque después de 24 años algunos ya no están con nosotros", recordó Javier González. Mari Carmen Santos, otra exalumna de la promoción del 82, fue la que inició los contactos para la reunión a través de un grupo de WhatsApp mediante el cual se comunican algunos de los estudiantes del antiguo colegio situado en la actual ubicación del colegio Xesús Golmar de Lalín. "El principal handicap que tenemos es que el colegio por aquella época abarcaba a toda la comarca, y ahora hay algunos compañeros que no podrán asistir a la cena porque están viviendo fuera", explicó Javier González. Los organizadores de la reunión se afanan estos días en poder encontrar a algunos de sus antiguos profesores para juntarlos con sus antiguos discípulos. González recuerda a grandes docentes como "doña Amelia, don Ramón Piñón o don José, o don Sergio, el director, porque la mayoría de profesores están fallecidos. La idea sería quedar con ellos para tomar un café porque es gente muy mayor".

La promoción que se volverá a ver el día 23 en Lalín protagonizó un viaje de fin de curso memorable, que les llevó en autobús hasta Andalucía, pasando por Mérida, Madrid o Archidona, entre otros lugares de España. "Para pagarnos el viaje vendimos desde material escolar como libretas o bolígrafos hasta productos alimenticios como el Bollycao, que acaba de salir al mercado en aquel año", recordó González. Ver los coches tirados por caballos en Sevilla, o dejarse leer el futuro en la mano por gitanas del Sacromonte en Granada son algunos de los recuerdos más gratos de aquel desplazamiento a tierras andaluzas por los jóvenes de antaño.

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