Roberto Blanco fue el encargado de recuperar el bar Éxtasis que en su día perteneció a sus abuelos, y que se encontraba destrozado tras casi 15 años cerrado. En la época de los 90, funcionaba de día y también de noche a modo de pub, con dos ambientes distintos.
Regenta el bar él solo cada día, que en el momento de su apertura se inspiró en un estilo ibicenco, con luces led y predominio del blanco, y ahora guarda un estilo más modernista con tonos grises y granates y el uso de palés reformados para los bancos de la terraza. En veranos anteriores, en medio de este espacio, uno también podía sentarse en una butaca giratoria que, a los más imaginativos, incluso podría recordarles a la película 2001: Odisea del espacio.
La primera reforma que se hizo fue contratada, pero tras sufrir varios robos fue Roberto el encargado de volver a poner el ambiente a punto. A decir verdad, este local surge prácticamente de la nada, una vez que se ha abandonado el casco urbano de Gres, y de ahí que sea un reclamo para los amigos de lo ajeno.
En este local se dedican exclusivamente a servicio de bar, pero abren también de noche, según demanda de la clientela. El público suelen ser habitantes locales, y los días de más clientela siempre son los que actúan alguna banda musical de la zona, como la Artística de Merza o la Unión Musical Ponteledesma. No en vano, Vila de Cruces es junto a Silleda y Lalín, uno de los municipios del interior gallego con más tradición de bandas.