Gracias al programa Vacacións en paz, cada año cientos de niños y niñas saharauis pueden escapar del calor del desierto en el que viven, para disfrutar de un verano diferente. Cinco de ellos fueron recibidos en tierras dezanas por sus familias de acogida, donde llevan una semana amoldándose al entorno. Ayer tuvieron la recepción oficial por parte del Concello de Silleda, que colabora con el colectivo Solidariedade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps) en la organización del proyecto.

La concejala de Benestar Social, Pilar Peón, agradeció la disposición y solidaridad de las familias y recalcó la gran experiencia que suponen estos meses de convivencia tanto para ellas como para los pequeños. Así lo hizo también el coordinador de Sogaps en A Estrada, Juan Soutelo, que lleva más de 20 años participando en la organización de los viajes y en el envío de materiales solidarios a los campamentos.

Las familias se encuentran emocionadas con la situación. Para algunas de ellas, es la primera vez que reciben a un niño en casa, como es el caso de Xoelia López, en Silleda. Cuenta que Mohamé tiene 10 años, pero es muy servicial y siempre está dispuesto a colaborar "Se fija mucho en lo que hacen los demás para aprender lo que no sabe", declara. Esta semana lo han llevado de excursión a Marín, para que pudiera ver el agua del mar, y también de verbeneo a varias fiestas, donde le encanta bailar.

También es la primera vez en Galicia para Márian, de 11 años, que el año pasado realizó su acogida en Italia. Estos primeros días se encuentra en casa de Fátima, en Lalín, pero será Pablo Romeo, encargado de Sogaps en Deza, quien pase el verano junto a ella. "Se está adaptando bien y tiene muchas ganas de aprender, repite las palabras que dices para memorizarlas", explica Fátima. Generalmente organizan quedadas entre las familias para que los niños puedan estar juntos, aunque sea para pasar la tarde en la piscina. "La hemos llevado de compras y se pasa el día enganchada a la tele, la tablet o el móvil", al fin y al cabo, para ellos resulta novedoso y sorprendente disponer de estos dispositivos para su libre uso.

Fatimetu ya cuenta con experiencia y se le nota. Tiene 11 años y ejerce de traductora con sus compañeros, porque ya sabe algo de español que aprendió el año pasado en casa de Yolanda y Agustín. Carmen González, madre de Yolanda, la describe como una niña encantadora. Como a la mayoría, le maravilla darse duchas muy largas y prefiere el río antes que la playa. En su primer año de acogida aprendió a nadar, patinar y a andar en bicicleta, ahora disfruta de largas excursiones por el campo y le gusta pasar tiempo con los niños de la familia.

También es el segundo año para Habib, de 10, que pasa el verano en Lamela junto a Marisa y Ricardo. "Es totalmente parte de nuestra familia y mantenemos el contacto por Whatsapp con sus familiares durante todo el año". Se encuentran encantados con él y pretenden continuar con su acogida durante un par de años más.

Esta semana es solo el principio de lo que se convertirá, sin duda, en una experiencia inolvidable y enriquecedora tanto para las familias como para los pequeños.