-Fue también concejala. ¿Qué destacaría de su etapa política?
-¿Qué papel jugó Virginia Pereira en su vida?
-Virginia Pereira, la viuda de Castelao, venía todas las tardes para mi casa porque vivíamos en las Casas Baratas. Ella venía de Buenos Aires a Madrid. Allí se reunía con su cuñada que, encima, era prima de mi suegra, y se venía para A Estrada. Fuimos amigas. Aunque con una cierta diferencia de edad, había un entendimiento perfecto. Era una persona extraordinaria.
-Usted tuvo mucho que ver en el traslado de sus restos y los de su hijo a A Estrada...
-Una prima de Virginia, Lola Rey, me preguntó si quería el dormitorio de Castelao. Me quedé parada y le dije que yo no, pero que mi pueblo sí. Entonces llamé a los Hijos del Partido Cultural de La Estrada en Buenos Aires, que me ayudaron muchísimo con la traída de los muebles. Pero lo más importante de mi vida fue lograr que Virginia Pereira y su niño reposen en el cementerio de A Estrada. Me moví muchísimo. Virginia murió en 1969 y desde ese año hasta 1986, sin prisa pero sin pausa, intenté que sus restos viniesen para aquí. La familia de Virginia me pidió que arreglase yo los papeles para el traslado del cementerio de Vigo a A Estrada. Nos decían que parte del niño estaba aquí. El sepulturero en Vigo nos decía que los restos no podían ser de un pequeño de 14 años, que no tenían peso. Se nos encendió la bombilla: claro, parte estaban en A Estrada. Pues sí, en una cajita de gallegas, de lata, estaban los otros restos. Con todo el proceso, mi casa estuvo vigilada por la Guardia Civil. Cómo estoy viva no lo sé, pero te juro que las pasé canutas.
