-Desde el plano musical, sus letras tienen un cariz bastante reivindicativo. ¿Qué objetivo buscan con sus canciones?

-Podemos hablar de dos vertientes. La música de Celtas Cortos que tiene mucha personalidad y mucho carácter, que nos indentifica mucho por el uso de instrumentos folclóricos. Por lo tanto, a nivel musical buscamos aportar una sonoridad diferente, divertida, canciones con mucho ritmo y muy bailables aunque también hay baladas. Y, por otro lado, están los textos. Los primeros tenían esa carga social o reivindicativa. Lo que nos salía, teníamos la necesidad de que si había que decir cosas, decir las que eran importantes y con las que nos sintiéramos identificados. Nos sentimos bien llevando cierta ideología en nuestro ADN. Aunque también hay temas de desamor, soledad...

-El más emblemático es sin duda 20 de abril. ¿Cuál fue la fuente de inspiración de lo que se ha convertido en himno?

-Habría que preguntárselo a Jesús. Yo creo que sí que hay una parte de verdad pero hay mucha inventiva. Al final cuando haces una canción siempre puedes estar cargado de cierta dosis de realidad pero también le pones algo de poesía a la canción. Pero yo creo que en algún momento él estuvo en la famosa cabaña de los Pirineos. Hay verdad, pero no tal y como se relata en la canción.

-En Cuéntame un cuento el genio ofrece tres deseos. ¿Cuáles pedirían Celtas Cortos?

-El primero seguir otros 30 años, a ver si llegamos... Seguir encima de un escenario porque esto es lo que nos da la vida. En segundo lugar creo que nos gustaría en algún momento hacer un salto a América Latina porque creo que es un mercado muy interesante para la música española. Y finalmente que, a nivel social, ojalá ayudemos a sensibilizar más a la sociedad, a la gente y a nuestros políticos para que nos traten mejor. Que todo lo relacionado con la política tenga un carácter más humanitario.