Un año más, las cenizas de las hogueras de San Juan es el recuerdo más inmediato y la principal resaca de la celebración de la llegada del verano. El festejo, que aplaudieron ayer los dezanos con casi un centenar de fogatas, 92 concretamente, que iluminaron una noche mágica por excelencia y dejaron diferentes calles teñidas de negro tizón. A pesar de verse disminuido el número de hogueras en el cómputo general, en la comarca, como novedad, todos los concellos concedieron permisos para celebrar en el día de ayer el principio de la época estival, incluso Dozón, que el año pasado no contabilizó ninguna autorización.

Entre las 60 hogueras, que contaron con el visto bueno del Concello de Lalín, la que ardió con luz propia fue la del lalinense Barrio de A Cacharela, que se convirtió en un año más en centro de atención de un gran número de público, que no quiso perderse la festividad en este emblemático distrito de la cabecera comarcal dezana. Allí se juntaron más de medio millar de personas en una fiesta que remató de madrugada, con música tras una cena que cada comensal debía llevar de su casa. También en Carragoso, el festejo reunió más de un centenar de personas para celebrar entre familia, amigos y vecinos la iluminada noche de San juan. Otros puntos destacados en el municipio fueron tanto el de la parroquia de Donramiro como la de Botos, que a pesar de ser la primera edición del festejo congregaron más de 300 personas en una noche que acabó con baile y verbena a cargo de las orquestas Metrópolis y Cinema.

Silleda y Vila de Cruces

El ritual de saltar las hogueras después de haber saboreado una buena ración de sardinas asadas también se repitió en otros puntos de la comarca dezana. En Silleda, seis fueron las fogatas que se autorizaron para el centro de la localidad, pero la más multitudinaria fue la que ardió en las inmediaciones de la Escola de Música Municipal, mientras que en A Bandeira los vecinos hacían lo propio en la Praza da Feira convocados por la Asociación Vista Alegre. En Vila de Cruces, además de la celebrada en el centro por la comisión de fiestas, cabe destacar la prevista en Fontao. La asociación Minas da Brea, además del banquete, hizo un recorrido por la tarde para recoger agua en siete fuentes que serán acondicionadas durante el verano. El propósito del colectivo es el de recuperar la tradición en la que hoy, después de la noche de San juan, se debe lavar la cara con agua mezclada con diferentes hierbas naturales a la que atribuyen propiedades curativas.