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Una calculadora humana de siete años en Lalín

Pablo Pérez Gil se proclama campeón de España de cálculo

Pablo Pérez, con el galardón del campeonato . // Bernabé/Javi Lalín

Puede llegar a sonar abrumador si te dan tan solo 5 minutos para realizar 70 operaciones aritméticas. Más complicado se vuelve si lo único que te permiten utilizar es un ábaco y tu propia agilidad mental. Pues más increíble es todavía si eres capaz de terminarlo en exactamente 3 minutos y 10 segundos. Este ha sido el tiempo que ha necesitado el joven lalinense Pablo Pérez Gil, de tan solo 7 años de edad, para convertirse en campeón nacional de cálculo con ábaco el pasado fin de semana en Santiago de Compostela.

Este genio dezano se ha hecho con el título del VII Campeonato Nacional Aloha Mental Arithmetic, en el que participaron un total de 400 escolares de toda España de entre 5 y 15 años divididos en diferentes categorías según el nivel de dificultad de la prueba. El lalinense, en su caso, logró la medalla de oro en el nivel Tiny Tots 3.

El evento, celebrado en el colegio López Ferreiro el sábado, fue organizado por Aloha Mental Arithmentic, un programa de desarrollo mental que se imparte como actividad extraescolar en 500 centros de toda España, 39 en la comunidad gallega, entre los que se encuentra el CEIP Xesús Golmar de Lalín. Aquí fue donde Pablo comenzó a desarrollar sus habilidades matemáticas, al incorporarse, impulsado por sus padres, a este programa que está basado en el uso del ábaco japonés -o Soroban- y el cálculo mental.

El año pasado, Pérez ya había cosechado un segundo puesto en su categoría en el campeonato regional de Galicia, que le facilitaba el pasaporte a la prueba nacional en Málaga, a la que finalmente no pudo asistir por un problema de disponibilidad por parte de sus progenitores. El mismo problema se podría repetir ahora a la hora de acudir al campeonato internacional, ya que, a no ser que fuera en España, le resultaría muy complicado poder asistir.

Este discípulo de Pitágoras lleva su pasión allá por donde va, pues siempre intenta trasladarlo todo al ámbito del cálculo. El pequeño se divierte en su tiempo libre con las tareas que le mandan desde Aloha, juegos didácticos para utilizar la mente; de hecho, todos los días dedica algo de tiempo a realizar nuevas operaciones. Asimismo, "ya ha comenzado a ir a clases de ajedrez por que le supone concentración y un desafío mental", asegura su padre David Pérez.

A pesar de su corta edad, ya maneja con soltura la herramienta del programa y, además de realizar sumas, restas y multiplicaciones, ya está comenzando a resolver operaciones con divisiones. Para él, las matemáticas en el colegio son coser y cantar. "No hay examen que no lleve un 10. En las otras asignaturas tampoco tiene ningún tipo de problema, aunque para ser sinceros no les gusta tanto estudiar historia o lengua como disfruta estudiando matemáticas", certifica su padre.

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