La actividad forestal en los montes de la capital dezana ha suscitado que se comience a dar la voz de alarma en cuanto a las consecuencias que acarrea. Una de las quejas más repetidas se centra en el deteriorado estado en el que suelen quedar los viales. La circulación de vehículos de gran tonelaje para llevar a cabo el transporte de la madera deja tras de sí un rastro fácil de seguir en muchos casos dado que las empreas no se preocupan de reparar los desperfectos causados.
El acceso de estos vehículos a pistas rurales de reducidas dimensiones también provoca incomodidades a diario para los vecinos y los animales. Además, esta actividad forestal también pone en peligro, en ocasiones, el patrimonio. En concreto, en días pasados el geógrafo Antonio Presas daba la voz de alarma sobre las labores de carga de un camión de madera a escasa distancia de un antiguo cruceiro en el lugar de Cangas lo que podría haber ocasionado daños a esta pieza. Por este motivo son varias las voces que exigen un mayor control de esta actividad y garantías de reparación de los desperfectos.