"Era mi vivienda, mi vida y donde nació mi profesión", explica el doctor Saturio de la Calle Otero, hijo de uno de los fundadores del Sanatorio Nuestra Señora del Carmen. Recuerda que el centro nació con él, ya que vino al mundo en el mismo año en que su padre inauguraba las instalaciones de este sanatorio. Explica que ello le brindó la oportunidad de vivir casi desde la cuna una profesión que le apasiona. Entre las paredes de un centro sanitario que todavía puede con claridad si cierra los ojos nació su vocación.
"Lo recuerdo montones de veces. Son recuerdos inolvidables, para mí los más felices de mi vida", añora. "Mi padre y mi tío fueron pioneros en muchas cosas. Había tratamientos con aparatos eléctricos que no existían en aquella época en muchos sanatorios de Galicia", explica, subrayando que en este sanatorio " se hizo una medicina muy avanzada para aquella época".
"Había un piso dedicado a medicina interna, en el cual era mi tío Manuel el especialista en pulmón y corazón, y ahí vivían los enfermos que tenían patologías como la tuberculosis, que en aquella época había mucha, y se hacía cirugía plástica de cirugía torácica que a mí me impresionaba cuando yo iba de enanito al quirófano subido a una banqueta. Era impresionante ver cómo con anestesias locales se extraían costillas", relata. "Había colas para entrar en el sanatorio para tratamientos pulmonares. Venía mucha gente de Vigo, desde el Real Club Celta de Vigo , allí a curarse", rememora, para luego explicar que otro piso se dedicaba a cirugía general. "Se operaba un estómago como un fémur, cualquier cosa de cirugía. Era un cirujano general, antes no había estas especialidades. El que operaba, operaba de todo", señala.
La humanidad es otro recuerdo que atesora este médico. "Mi padre y mi tío hicieron labor humanitaria durante su profesión. Debemos aprender de ellos", apunta, reconociendo que, en ocasiones, esta dimensión se echa en falta hoy día. Saturio de la Calle se muestra convencido de que el propio Castelao, que visitó varias veces este sanatorio, quiso poner el nombre de su padre al farmacéutico de Os vellos non deben de namorarse, a raíz de las muchas conversaciones que mantenían.
