Aunque era consciente de que le iban a ser retiradas sus competencias de un momento a otro, Matías Rodríguez da Torre acudió a trabajar como un día más. Primero pasó por la sede del BNG para terminar de preparar las alegaciones al Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), cuyo período de exposición pública terminaba ayer. Llegó a su despacho de la casa consistorial en torno a las once de la mañana, en donde -con puntuales salidas mediante- permaneció realizando tareas propias de su ocupación hasta las tres de la tarde. Hacia esa hora, poco antes de irse a comer, tuvo confirmación oficial de su destitución. Por la tarde acudió a la Casa da Cultura para continuar con sus quehaceres.

Ya por la noche tenía previsto reunirse con el resto del consejo local del BNG, convocado de urgencia para analizar la nueva situación municipal. Da Torre eludía realizar declaraciones hasta que se pronunciase la dirección local de su partido. Horas antes de su expulsión aseguraba que usará su voto "en beneficio de los vecinos", como hizo siempre y, en concreto, en el polémico asunto de Lamela. Matizaba que "no retiró el apoyo" a los socialistas, sino que en la sesión se evidenció que PSOE y BNG "son lo que son, dos organizaciones políticas que, a veces, pueden tener visiones distintas". Por eso, cuestiona la "ética" de plantear un "órdago" como el que los socialistas lanzaron a su formación.

Juntos en Cortegada

Da Torre coincidió anoche con Pena en Cortegada con motivo de la elección de su consejo parroquial. No se dirigieron la palabra. Ni se miraron. Por lo demás, votaron 19 de los 261 electores (7,3%) y resultaron elegidos: Jesús Taboada Leira, con 6 votos, y Amparo Recimil Mella, Consuelo Pereira Montero y Belén Calvo Costa -las tres postuladas previamente-, con 4. Un voto fue para Carlos Fondevila López.

La votación de hoy en Refoxos -como la de las diez parroquias restantes- está en el aire y dependerá de lo que decida el nuevo gobierno monocolor.