Los siete nuevos mariscadores de Carril pudieron ayer vender sus capturas en la lonja de la localidad tras dos semanas faenando en la playa de Compostela y subastando en Vilaxoán (con la custodia de Gardacostas durante todo el proceso). Y lo hicieron después de que el lunes el Cabildo de la cofradía los aceptase como socios y por tanto empezasen a formar parte de la agrupación de marisqueo a pie.

Los trabajadores bajaron a la playa pasadas las diez de la mañana. A diferencia de jornadas anteriores, ayer sí consiguieron el cupo, fijado en ocho kilos de almeja japónica por cabeza. "Ahora están más tranquilos y pudieron trabajar sin prisa", comenta una compañera de los nuevos mariscadores.

Y es que hasta ahora, después de pasar el punto de control en la Compostela, tenían que desplazarse igualmente a la lonja de Carril, donde se les negaba el código de venta -por no ser socios del pósito- y Gardacostas levantaba acta cada jornada. Después, camino a Vilaxoán para la subasta de la capturas.

Pero desde ayer este último trayecto ya no tendrán que volver a hacerlo. Tras conseguir el ansiado código de venta, los rostros de los nuevos mariscadores, así como de otros compañeros de la agrupación, desprendían satisfacción y felicidad, pues se consideran ganadores de esta nueva batalla interna en la cofradía de Carril.

A pie de playa, la directiva de la agrupación de a pie les comunicó que habían sido autorizados como socios por el Cabildo y los convocó a las cinco de la tarde para informarles de los pormenores del trabajo (guardias, vigilancia, etc.).

Hasta la playa (punto de control) y también a la lonja carrilexa (punto de venta) se trasladaron efectivos de Gardacostas de Galicia, aunque esta vez para levantar acta de inspección, no de infracción como en las anteriores ocasiones.

Ahora que las aguas parecen haber vuelto a su cauce, todavía queda pendiente cómo acabará -previsiblemente en los juzgados- la trifulca entre el patrón, José Luis Villanueva, y el abogado de los nuevos mariscadores, Santiago Prego.