Vilanova volverá a solicitar la declaración de Festa de Interese Turístico Galego para el Momo, el evento más importante del Carnaval en el municipio, y uno de los más destacados de cuantos se celebran en la comarca. Así lo subrayaba ayer el alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, tras recordar que "esa petición se hizo en su día junto con la de la Festa do Mexillón e do Berberecho, pero fue rechazada por la Xunta, por lo que vamos a volver a insistir, pues consideramos que se trata de un evento plenamente consolidado y con una gran tradición no solo en nuestro pueblo, sino también en los que nos rodean".
No en vano, Durán recuerda que a la Festa do Momo suelen acudir entre 20.000 y 30.000 personas todos los años, con el objetivo de descubrir la identidad de la figura central, siempre un personaje de actualidad que acaba siendo "purificado" a través del fuego en las inmediaciones del paseo marítimo de O Cabo. El evento cuenta con más de cuatro décadas de antigüedad, como apuntaba ayer el primer edil, y nació "de forma espontánea, de la propia voluntad del pueblo, y así sigue, porque se trata de una fiesta totalmente ácrata, ya que el Concello simplemente se dedica a colaborar con todo aquel que quiere participar en su organización".
Durante años, fue la Coral Polifónica de Vilanova la que le dio el impulso, hasta que, a mediados de la década pasada, el Concello decidió implicarse más y crear una especie de comisión organizadora cuyo objetivo era darle el despegue definitivo para conseguir lo que hoy es, uno de los eventos carnavalescos más importantes de O Salnés. Este año, la identidad del Momo es todavía un secreto, aunque los indicios que ha ido facilitando la organización apuntan a que la cuestión catalana y el "Procés" tendrán su dosis de protagonismo. La incógnita se resolverá mañana, a partir de las 17.00 horas, cuando las más de 2.000 personas que van a participar en el desfile comiencen a caminar escoltando la carroza que llevará la imagen elegida. El desfile se desarrollará por el conocido como Momódromo y que viene siendo el habitual de los últimos años, partiendo de la avenida González Besada y recorre varias calles del casco urbano antes de llegar al paseo marítimo. Los estacionamientos disuasorios se instalarán en O Terrón y el puerto.
