No habrá destitución, pero si se acatará cualquier tipo de sanción que el comité de disciplina deportiva desee imponer, además de obligar al técnico, J.L.M.L. a pedir perdón al colegiado por la supuesta agresión que cometió. Así se expresaba ayer la directiva del Ribadumia en un comunicado en el que se abordaban los hechos ocurridos en el campo de Monte da Vila, O Grove, donde el técnico del equipo B del club, supuestamente agredió al colegiado del encuentro en el túnel de vestuarios, al propinarle un cabezazo.

La directiva mantuvo ayer un encuentro con el técnico al que le comunicó la apertura de un expediente informativo e instándole a presentar las alegaciones que considere oportunas, y sobre todo, a que "muestre arrepentimiento y clara intención de enmendar lo ocurrido".

Cuando se analicen todas las alegaciones se valorará la apertura de un expediente sancionador en el que se aplicarán las normas vigentes del régimen interno del club.

Desde la entidad aurinegra, "condenamos enérgicamente y sin ningún tipo de excusa cualquier tipo de violencia verbal o física en el ámbito del deporte" e imponen otra obligación al técnico, la de explicar a sus pupilos, de categoría infantil, "las graves consecuencias que acarrean actitudes como las ocurridas el pasado fin de semana".

El club también se compromete a mantener una estrecha vigilancia sobre sus técnicos para que "hechos tan deleznables como éste no vuelvan a repetirse, tanto por el propio fútbol como por el buen nombre de nuestra entidad", desde la que "pedimos humildemente perdón al colegiado, así como al estamento arbitral", unas disculpas extensibles a los pequeños y padres que disfrutan de este deporte cada fin de semana.

Los hechos se remontan a la mañana del domingo, cuando el colegiado A.C.P. se dirigía hacia el vestuario tras finalizar el encuentro que enfrentaba al Unión Grove con el Ribadumia B de categoría infantil. Allí se encontró con el técnico, al que había expulsado durante el partido, que se dirigió hacia él con la frase "cuando te coja fuera del campo te voy a matar", dándole un cabezazo en la nariz. El colegiado no necesitó atención sanitaria pero reflejó el hecho en el acta, además de alertar a la Guardia Civil y a la Policía Local para salir escoltado de Monte da Vila.

A Illa

La otra incidencia del fin de semana fueron los supuestos insultos racistas que recibió el colegiado J.D.P.Q, de origen colombiano, durante la disputa del Céltiga-Vilanova de alevines que se disputó el domingo en el campo de A Bouza. El colegiado reflejó en el acta que, sobre el minuto 30, comunicó al delegado de campo que estaba siendo insultado por un grupo desde la grada, instándole a que "les pida que se comporten de forma correcta, a lo que me responde con actitud poco colaboradora que no puede hacer nada". Durante el descanso realiza la misma advertencia y le emplaza a hablar con los seguidores o que, en tal caso, llame a la Guardia Civil o se verá obligado a suspender el encuentro. Según el colegiado, la actitud se mantuvo poco colaboradora, e incluso, otra persona del Céltiga entra en el vestuario, "encarándose con actitud grosera".

La decisión de suspender el encuentro la adopta el colegiado en el minuto 50, tras comprobar que los insultos hacia su persona "no cesan, y por el contrario, toman una actitud racista y xenófoba, al gritarme 'eso no es fuera de juego, árbitro burro, macaco, extranjero de mierda, vete para tu tierra'. Tras suspender el encuentro, continúa el acta, mantiene un encuentro con el director deportivo de la entidad, en la que acaba participando el propio presidente del Céltiga, Juan Ramón Rial, que llega a expresarle (según las palabras recogidas en el acta) "nosotros hacemos todo lo posible para que los aficionados se comporten bien, hasta ponemos carteles, ¿Pero que quiere el Comité de Árbitros, que nosotros nos enfrentemos y peguemos a los seguidores?".

El colegiado finaliza el acta asegurando que el partido se suspendió "por falta de garantías de respeto, agresiones verbales, gritos racistas y temiendo por mi integridad física".

Desde el club mantienen que lo que se afirma en el acta no se ajusta a la realidad de los hechos, manteniendo que en ningún momento se escucharon insultos racistas contra el colegiado. Es más, consideran que el árbitro no cumplió el protocolo que existe en estos casos, como el de avisar a la fuerza de orden público para que identifique a los presuntos autores de los insultos, ya que "no vamos a ser nosotros los que nos enfrentemos a los padres cuando existe un protocolo de actuación muy claro". Consideran que la decisión de suspender el encuentro también fue errada, ya que "acabó encendiendo más los ánimos de los padres".

En la directiva están dolidos por la imagen que este incidente puede dar de la entidad, cuando se trata de un club que está haciendo un importante esfuerzo para evitar este tipo de situaciones, con charlas y normas en los campos sobre el comportamiento, tanto de padres como de los niños. Es más, el Céltiga fue uno de los primeros equipos de la provincia de Pontevedra que puso encima de la mesa la necesidad del fair play con el contrario, es decir, cerrar el marcador cuando se anota un determinado número de goles para evitar humillaciones innecesarias.