El cronista oficial de Meis, Mario Gallego Rei, presentó ayer en el consistorio su nueva obra literaria, "A cruz e a espada, señores de Meis", que publica como en ocasiones anteriores el Ayuntamiento.

Se trata de un acercamiento a la historia de los templarios, una orden religiosa formada por "monjes-guerreros", y que estuvo en Meis entre los siglos XII y XIV, cuando entre el Papa Clemente V y el rey de Francia Felipe el Hermoso decidieron la destrucción de la orden y la muerte de sus principales dirigentes.

Mario Gallego explica su interés por esta temática alegando que "existe en Meis la tradición oral de que hubo órdenes militares viviendo en el Concello, pero la documentación al respecto era muy escasa". Así que se puso a buscar. El trabajo de investigación le llevó dos años, pero finalmente encontró documentos valiosos en diversos archivos, como el Diocesano de Santiago, el del Reino de Galicia, en A Coruña, o el Histórico Nacional de Madrid. Así las cosas, llegó a conclusiones como la de que los templarios tuvieron posesiones en seis de las siete parroquias de Meis.

La única en la que no tenían propiedades era la de Armenteira, y Gallego Rei explica que esto se debió a que en su día se dictó una ley que impedía a los templarios ocupar terrenos donde estuviesen asentados sus "hermanos" los cistercienses, como así sucedía en Armenteira.

Mario Gallego añade que la orden fue dueña de la capilla de Mosteiro, y que posiblemente tuvieron su casa o bien en el pequeño monasterio que existió pegado a la capilla, o bien en una casa del lugar de Ai, en San Lourenzo, que perteneció a los duqueses de Alba, y que es donde los vecinos iban a pagar los impuestos.

Ai está alejado del centro geográfico del actual Concello de Meis, pero sí se situaría en una zona central si se observa el territorio como una gran comarca, con poblaciones como la actual Vilagarcía, Caldas, Pontevedra o Cambados. El historiador concluye que no han quedado vestigios de los templarios en Meis en forma de toponimia, y asegura que en su día vio una "tau" (la cruz templaria) en una casa del municipio, pero que no recuerda exactamente dónde.