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La cooperación que surgió del Igafa de A Illa de Arousa

Una exalumna del centro participa en un proyecto para aliviar la pobreza en la frontera entre Guinea Bissau y Senegal

Amagoia Labarga durante su conferencia en el Igafa de principios de este año. // Iñaki Abella

Entre las múltiples puertas que abre la formación en el Instituto Galego de Formación en Acuicultura (Igafa) de A Illa de Arousa, se encuentra la de la cooperación, un sistema para ayudar a los países menos desarrollados a generar sistemas de cultivo de pescado o moluscos que sirvan para acabar, o por lo menos, reducir, los índices de malnutrición crónica y pobreza que existen en ellos. Esa puerta fue la que cogió un día la exalumna del centro isleño Amagoia Olatz Labarga, una joven vasca que regresará el próximo 9 de enero al centro para dar a conocer el trabajo que realizó durante más de un año en la localidad senegalesa de Kolda y antes de afrontar el que será su próximo reto, impulsar un proyecto pionero de creación de huertas y peces para aliviar la pobreza en la frontera entre Guinea Bissau y Senegal.

Esta última iniciativa, impulsada desde la ONG con sede en Vigo Aida, Ayuda, Intercambio y Desarrollo, cuenta con financiación de la Xunta de Galicia, fondos que irán destinados a trabajar con 433 familias y que permitirán la puesta en marcha de cuatro huertas comunitarias, además de llevar a una huerta ya existente el cultivo de pescado fresco, una actividad pionera en la zona y que tendrá un coste de 228.369 de los que 175.000 serán aportados por la administración autonómica.

Labarga ya pasó por el Igafa hace aproximadamente un año, cuando el proyecto que desarrollaba en el área de Kolda se encontraba en fase de desarrollo. Esa iniciativa, que la joven presentará bajo el epígrafe "Do tanque á cazola!" consistía en implicar a 215 familias de la zona en el cultivo de peces, lo que les garantizaría el acceso a pescado fresco, algo muy complicado en el interior de Senegal, pero que mejoraría sustancialmente su alimentación. Este proyecto finalizó su desarrollo el pasado mes de junio, después de año y medio de trabajo financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y Ayuntamiento de Segovia.

Esa experiencia ha abierto las puertas del nuevo proyecto transfronterizo en la línea divisoria entre Guinea Bissau y Senegal, una zona con un alto índice de malnutrición crónica y que se ha visto afectada por el conflicto por la independencia de Casamance. La grave situación que se vive en esa zona repercute, sobre todo, en un sector poblacional muy determinado, las mujeres, en su mayoría de las etnias peul y mandinga, que sobreviven en situación de extrema pobreza en una sociedad tradicionalmente machista que les impide el acceso a la tierra y, en muchas ocasiones, no tienen para comer a diario. El nuevo proyecto se va a centrar, precisamente, en las mujeres, representantes de 411 de las familias (las 22 restantes son representadas por hombres) con las que Aida y su socio local Mouvement del Jeunes pour la Paix et l'integration (MJPI) van a trabajar durante los próximos 15 meses para mejorar su alimentación.

Para llevarlo a cabo se han seleccionado cuatro localidades: SolCocun y Sinthiang Bambe (en Guinea Bissau) y Sinthiang Seny y Madina Manso (Senegal) para la construcción de cuatro huertas comunitarias. Además de estas, a través de este proyecto se integrará el cultivo de peces entre las actividades de otra aldea, la de Medina AlphaSadou, en el sur de Senegal, donde las mujeres ya gestionan una huerta comunitaria con muy buenos resultados gracias a la aportación de la Xunta a un proyecto de 2015.

El lugar elegido para este proyecto es una zona en la que la posibilidad de encontrar pescado fresco es prácticamente nula, lo que permitirá que las familias puedan consumir proteína animal gracias al cultivo de tilapias, asegurando la comida durante todo el año, al no depender tanto de la situación climatológica. Además, la piscicultura introduce una ventaja adicional a la de la alimentación con pescado, la de utilizar el agua de los estanques, fertilizada por los peces, en la huerta, mientras estos son alimentados con los desechos vegetales que genera la agricultura.

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