Tono Campos, sobradamente conocido por sus éxitos como piragüista a nivel nacional e internacional, superó ayer una de las pruebas más importantes de su vida. Y es que contrajo matrimonio con Lorena Otero, una joven también grovense con la que espera emprender la regata más larga.

Lo hizo en una emotiva ceremonia en la iglesia parroquial de San Martiño de O Grove, donde catorce de los invitados que comparten la misma pasión -el amor a los remos y la piragua- no dudaron en hacer un arco con las palas de sus canoas a las puertas del templo para homenajear a los recién casados.

De este modo Tono Campos, que hace apenas una semana competía en el mundial de Sudáfrica, del que se trajo un par de medallas de bronce -que se dice pronto-, cambió las preseas por dos alianzas de oro con las que formalizar su relación con Lorena Otero. "Y ya era hora", bromean sus amigos.

Tras la ceremonia religiosa llegó el banquete, que como es habitual cuando se trata de citas tan concurridas tuvo que trasladarse a Noalla (Sanxenxo).

Fue en el restaurante Casa Encarna donde la pareja y sus invitados saborearon buenos entremeses, a base de jamón ibérico al corte, mesa de quesos, canapés, empanadas, piruleta de langostino, mini brocheta de pollo, involtino de langostino con pasta filo, gambas orly y pulpo á feira.

A continuación llegó el menú, con cigalas al aroma de laurel, camarón, bogavante a la plancha, almejas a la marinera y un sorbete de manzana verde con el que digerir los primeros antes de pasar al lomo de lubina salvaje con crema de puerro y mezclum de setas.

Aún quedaba el entrecot a la pimienta con timbal de patata, la tarta semifría de piña y mango y la bola de yogur griego, todo ello regado con cavas y vinos de Rías Baixas y La Rioja antes de la barra libre.

En definitiva, una fiesta por todo lo alto en la que Tono Campos se saltó la dieta de un deportista tan importante como él, aunque a buen seguro se repondrá pronto y seguirá cosechando otros éxitos, estos deportivos.