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Cultura valora la posibilidad de ampliar el trabajo arqueológico en el islote Areoso

La decisión se tomará tras analizar el informe definitivo de las excavaciones realizadas por Tomos -Se han hallado 1.000 fragmentos de cerámica y 200 objetos líticos

Dos arqueólogos durante los trabajos en la mámoa de Areoso. // NP

Todavía es pronto para tomar una decisión definitiva, pero la Consellería de Cultura, ante los hallazgos registrados en el islote Areoso durante los trabajos de excavación ha comenzado a valorar la posibilidad de ampliarlos en el futuro con el fin de descubrir lo que puede ocultar el islote que pertenece a A Illa de Arousa. En estos trabajos, el hallazgo más relevante fue el de un cacharro del Neolítico intacto, que podría formar parte de un ajuar funerario, pero las ocho semanas de excavación han sido sumamente productivas, ya que se han registrado muchos más restos que la empresa Tomos Arqueoloxía está catalogando para presentar un informe definitivo en el mes de diciembre.

Con ese informe en la mano será el momento de tomar una decisión al respecto de Areoso y decidir si, además de la mámoa 4, se realizan más trabajos de excavaciones, sobre todo si se tiene en cuenta que todo ese patrimonio se encuentra en peligro por los efectos de las mareas.

Entre los restos a catalogar se encuentran cerca de un millar de fragmentos de cerámica, 200 objetos líticos, varios de metal, carbón, huesos de fauna y cerca de un centenar de muestras de tierra y del contenido del concheiro encontrado en las inmediaciones de la mámoa 4. En estos trabajos van a colaborar diversos especialistas de las Universidades de Santiago, Vigo, León, Burdeos y del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC. Los expertos confían en que el procesado de todos estos materiales permitirán descubrir más datos del monumento megalítico.

Los trabajos arqueológicos en la mámoa 4 finalizaron el pasado lunes, y fueron ejecutados por cinco arqueólogos y una restauradora de la empresa Tomos, bajo la dirección de Patricia Mañana y con María José Bóveda como ayudante de dirección. La primera fase de intervención consistió en la retirada de unos tres metros de duna, que ocultaba los restos de la mámoa. Los trabajos se realizaron en colaboración con varios especialistas en paleoambiente de la USC, con los que el equipo de arqueólogos realizó un análisis y recogida de datos para reconstruir cómo se fue formando este sistema dunar tan singular.

Durante los trabajos se constató la evidencia de que gentes de hace 2.000 años se acercaron a las proximidades de la mámoa 4 y dejaron restos de su actividad, con cerámicas similares a las que se encuentran en los castros, así como varias piezas metálicas, entre las que destaca una fíbula (broche de la Edad del Hierro). También se constató que, a comienzos de la Edad del Bronce, hace unos 4.000 años, y varios cientos después del abandono de la mámoa como enterramiento, hubo una importante actividad junto a ella. Fue la época en la que se formó un concheiro, uno de los más antiguos documentados en Galicia, en el que también aparecieron restos de varios cacharros campaniformes. Se sospecha que en ese momento se alteró parte del interior de la cámara.

Tras la retirada de todas estas capas, se descubrió la estructura original de la tumba neolítica. Sorprende a los arqueólogos el tamaño de la cámara, formada por 8 "esteos", varios de ellos actualmente partidos, y abierta con un pequeño corredor. La cámara está rodeada de una coraza, una capa de piedras imbricadas entre si que, en las partes que no derribó el mar, tiene una estructura fuerte.

En el corredor de la coraza se encontraron pequeños abalorios planos de piedra, del tamaño y forma de las actuales lentejuelas. Fue en el interior de la cámara donde se halló el vaso entero, boca arriba y tal y como fue depositado en el monumento, apoyado en un par de hachas y una esfera de piedra. En esa zona también fueron registradas posibles evidencias de huesos

El trabajo en el lugar finalizó con el tapado parcial de la zona de excavación, dejando a la vista la cámara megalítica, y la recolocación de la losa cubierta de la cámara, así como de la del corredor. Con estas medidas, los arqueólogos esperan fortalecer la estructura megalítica para las próximas mareas.

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