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Los socorristas alertan contra los excesos de confianza en los arenales "tranquilos"

-Es habitual que los bañistas naden hacia el horizonte y que algunos jóvenes se lancen de cabeza al agua -En la plantilla de Vilagarcía hay enfermeros, maestros y auxiliares de clínica

Daniel Galiñanes camina junto al puesto de socorro de Vilaxoán y las muletas adaptadas. // Iñaki Abella

Tanto O Campanario como O Preguntoiro son playas tranquilas, ideales para ir con niños. Pero los socorristas alertan de que no existe el "riesgo cero", y de que a menudo los accidentes suceden por la actitud de los bañistas, que pecan de excesos de confianza o de temeridad. Daniel Galiñanes, por ejemplo, cuenta que "participé en un rescate en los que la persona fue detrás de un balón que le estaba llevando el viento. A veces la gente cree que será capaz de nadar más tiempo del que en realidad es, y si el viento es muy fuerte es mejor dejar ir un balón o un flotador que llevarse un susto".

En los dos arenales con bandera azul de Vilagarcía es raro sufrir heridas de entidad, salvo unos arañazos. Pero Daniel Galiñanes señala que "nunca puedes estar tranquilo del todo, porque a veces las cosas pasan de la manera más tonta. Hace dos años una mujer estuvo a punto de ahogarse en O Preguntoiro cuando iba caminando con el agua a la altura de la cadera y metió un pie en un agujero. Cayó boca abajo y al asustarse no era capaz de ponerse en pie".

Nadar en paralelo

Silvia Cores Doce trabajó como vigilante en Area da Secada (A Illa) antes de recalar en Vilagarcía. Apunta que en O Campanario tienen que estar pendientes de que la gente no se tire al agua de cabeza desde las piedras o el muro del paseo marítimo. Con la llegada del verano, los aficionados al kitesurf también tienen que adaptarse a la presencia de los bañistas, "y en la playa y la zona de baño tienen que llevar la vela en vuelo". En cuanto a los veraneantes, advierte de que es habitual que naden hacia el horizonte, lo cual puede comportar riesgos, "porque una persona tarda apenas 60 segundos en ahogarse". Por ello, su recomendación es nadar siempre en paralelo a la línea de costa. "Puedes nadar la misma distancia, pero la situación es más segura y más fácil de controlar para nosotros".

Su compañero ayer en O Campanario era Alejo Rodríguez Chorén. Es el tercer verano que trabaja en Vilagarcía, pero antes fue socorrista en O Grove, A Illa, Marín y hasta Cataluña. Señala de "O Campanario que es una playa muy tranquila, pero también muy cambiante". "Con marea baja hay zonas fangosas que pueden ser incómodas".

Sobre su trabajo, declara que "es importante tanto tener una buena forma física como la actitud de vigilancia, porque tan importante es prevenir como intervenir".

Entrenamiento diario

Daniel Galiñanes es enfermero, pero lleva seis veranos trabajando como socorrista. "Me gusta el mundo de las emergencias", afirma. También le encanta el deporte. Tanto que hace judo, es monitor de rafting y barranquismo, hizo gimnasia acrobática y nadó durante ocho años en clubes federados de Vilagarcía y Pontevedra. Para mantener la forma física que le permitió superar las pruebas del Concello de Vilagarcía entrena de cuatro a cinco días a la semana, de dos a tres horas cada uno.

Silvia Cores es auxiliar de clínica y también regresa cada verano que puede a las playas "porque nado desde los 14 años. El agua y los deportes acuáticos me gustan mucho más que los de tierra".

Alejo Rodríguez, por su parte, podría estar trabajando por última vez como socorrista. Estudió Magisterio, y recientemente hizo un examen de oposiciones. Aún así cree que quizás eche de menos el trabajo de socorrista. "Poder ayudar a la gente es muy gratificante. Ya he participado en más de un rescate, y en ese momento te sientes bien, útil". Es jugador de rugby en el club Os Ingleses, de ahí que también cuenta con una buena forma física durante todo el año.

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