El salón de plenos le ha restado protagonismo en los últimos años, pero hasta que el Ayuntamiento de Vilagarcía no estrenó esa dependencia, el denominado Salón Noble era el epicentro de la vida municipal. Por allí pasaron ministros como Elena Espinosa o Alberto Belloch, personajes famosos como Camilo José Cela o Miguel de la Quadra Salcedo, ... Y también fue escenario de los nombramientos como hijos predilectos de Antón Rivas Briones, el almirante Francisco Rapallo Comendador o Antón Paz. Asimismo, Xosé Cuíña recibió su nombramiento de hijo adoptivo de Vilagarcía en el Salón Noble del Consistorio, una estancia que este fin de semana se cierra a cal y canto para someterse a un proceso de fumigación con el que preservar su mobiliario de los efectos devastadores de la carcoma y la polilla. El mobiliario tiene más de un siglo de antigüedad, pues data de 1893, prácticamente cuando se levantó el edificio consistorial.

Los primeros alcaldes vilagarcianos de la democracia tomaron posesión en esta sala catalogada. Fueron José Recuna, José Luis Rivera Mallo y Javier Gago. Dolores García fue la primera regidora que estrenó el salón de plenos, construido en la parte nueva del Concello.

El Salón Noble alberga más de cien años de historia y acontecimientos tan relevantes como aquel pleno extraordinario con motivo de la muerte de una pescantina, una de las sesiones más convulsas que recuerdan los veteranos de la vida municipal vilagarciana.

Pero las paredes de esta estancia -ahora reservada fundamentalmente a actos institucionales- también ha sido testigo de muchos momentos alegres. Y es que infinidad de bodas civiles se han celebrado en esta dependencia desde que en la época de Gago comenzaron a oficiarse en los ayuntamientos.

Aparte de las personas relevantes que pisaron el Salón Noble de Ravella, otras permanecen inmortalizadas en los cuadros que ornamentan la dependencia. Se trata, por ejemplo, de Alfonso XII y XIII, que veraneaban en Vilagarcía, concretamente en la casa conocida como "de las mil ventanas", en A Comboa.

Otro cuadro retrata a Calvo Sotelo porque en su etapa como ministro de Hacienda logró dinero para construir la plaza de abastos, para los primeros alcantarillados y para el instituto que llevaba su nombre, inicialmente ubicado en el actual Anexo A Lomba.