Un marinero de Cambados, de 41 años, ha recurrido a la Valedora do Pobo desesperado para que le retiren una sanción de 30.001 euros que le impuso la Consellería do Mar después de que en 2011 le encontrasen 10 vieras en su embarcación. El pescador considera que se trata de una sanción desproporcionada, y hace un llamamiento para que la Valedora do Pobo "me eche una mano y me ayude para que mi historia llegue a oídos de quien pueda ayudarme".

Los hechos se remontan a noviembre de 2011, cuando una dotación de Inspección Pesqueira localizó en el barco del cambadés 10 piezas de vieira, en un momento en el que no se estaba extrayendo este recurso. Se abrieron diligencias, y meses después la Consellería do Mar tipificó la supuesta infracción como muy grave, proponiendo una sanción de entre 6.000 y 60.101 euros. El funcionario que se encargó del caso la estipuló finalmente en 30.001 euros.

El marinero afectado recurrió a los tribunales, al considerar que aquella cuantía era desproporcionada. Y ganó la primera batalla judicial, puesto que en julio de 2012 el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Pontevedra resolvió que la sanción de 30.001 euros no se correspondía con el valor del marisco y que por lo tanto no era proporcional a la infracción. En la sentencia se anulaba la resolución administrativa de la Xunta de Galicia.

Pero la Consellería do Mar recurrió el fallo de Pontevedra ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), y a principios de enero de 2013, los magistrados le dieron la razón a la administración autonómica, confirmando la multa de 30.001 euros, y anulando la anterior sentencia de Pontevedra.

El marinero aún lo intentó de nuevo recurrieron el fallo del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, pero apenas cuatro meses después su recurso vino desestimado.

El Supremo

La sentencia del TSXG no deja opción de presentar recurso por la vía ordinaria, aunque el cambadés sí podría acudir a la casación del Tribunal Supremo. No obstante, lo descartó cuando los abogados le indicaron que recurrir le costaría más de 5.000 euros. "Y nadie me daba garantías de que me pudiese salir bien. Habría que pagar y luego esperar a lo mejor cuatro o cinco años a que hubiese una resolución", manifiesta.

Así las cosas, el pescador optó por pagar. Aunque para entonces, los 30.001 euros de la multa inicial ya se habían convertido en más de 39.000, debido a los recargos. El cambadés afirma que ese episodio le trastocó la vida, pues se vio obligado a pedir un crédito, que estará pagando durante muchos años.

Por ello, recurre ahora a la Valedora do Pobo, porque no quiere que su calvario quede en el olvido, "y que la gente se dé cuenta de lo duro que es pasar por un trago así y de como a veces se cometen injusticias muy graves".

El armador -que tiene a un tripulante a su cargo- manifiesta que ya estuvo disconforme incluso con la redacción del informe de Inspección Pesquera. Así, argumenta que las vieiras no estaban ocultas en la embarcación, como redactaron los funcionarios, sino a la vista en un costado del buque, y que ni siquiera eran suyas, sino de su trabajador. Asegura que las cogieron casualmente en un lance, y niega el planteamiento de la Xunta de Galicia de que la vieira estuviese en veda en esa época, ya que en ese momento había tres de cinco zonas de la ría de Arousa con unos niveles de toxina lo suficientemente bajos como para extraer el marisco, a pesar de que en aquel momento determinado la cofradía de Cambados no estuviese trabajando dicho recurso. También alega que no se analizaron las vieiras para determinar si en efecto tenía toxina ASP, ya que los inspectores las devolvieron al mar.

En el escrito que el pescador ha remitido a la Valedora do Pobo recuerda igualmente que en Cambados es conocido que la vieira deja de ser tóxica con solo extraerle el estómago, y que en cualquier caso no iban a ser comercializadas. Asimismo, afirma que hay otros casos similares en los que la Xunta terminó archivando el caso o imponiendo sanciones de 150 euros. Por todo ello, opina que "me cogieron de cabeza de turco. Quisieron utilizarme para darle un escarmiento a la flota para que no cogiese vieira, pero con ese escarmiento me han hipotecado la vida". "Esto es una injusticia", recalca.

Por todo ello, quiere hacer pública ahora su historia, al considerar que "se ha cometido un abuso", y pidiendo que se revise su caso.

Por su parte, la Consellería do Mar manifestó ayer que el departamento autonómico se limitó "a aplicar la ley", y que la posesión de vieira "con toxina supone un atentado contra la salud pública".