Hoy se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Autismo y Por Dereito lo celebra con dos intervenciones urbanas en A Illa y Vilanova. Su presidenta, Cuca da Silva, trabaja en la ayuda de las personas que tienen esta peculiaridad y el apoyo a sus familias. Ella misma es madre de un niño con síndrome de Asperger. Da Silva advierte del peligro de los recortes y explica las peculiaridades de estas personas que, con trabajo, pueden integrarse en la sociedad.

-¿Qué diferencias deben tener en cuenta los padres con un niño con autismo?

-De entrada ninguna. Simplemente tienen unas necesidades a mayores en su desarrollo comunicativo y social. Hay que enseñarles a relacionarse con el mundo que les rodea. También tienen alteraciones de la imaginación, les cuesta ponerse en la mente de otra persona.

-¿En qué consisten estas características particulares de las personas con autismo?

-Le llamamos la tríada. Cada persona tiene unas dificultades diferentes en comunicación, relación social e imaginación de los demás. En estos casos, por ejemplo, los niños no saben distinguir que es un chiste o una expresión con doble sentido. Les cuesta ponerse en el lugar de otra persona.

-Usted conoce de cerca cómo es convivir con una persona con autismo ¿Qué es lo más difícil de esta experiencia?

-El momento del diagnóstico y afrontar el día a día. La Seguridad Social y el sistema educativo no tienen mecanismos de entrada para atender a estos niños. Los colegios, en general, no están convenientemente preparados para jóvenes con autismo. Falta formación.

-¿Percibe que exista rechazo de la sociedad a los niños con autismo?

-El 90% de la población no sabe en qué consiste el autismo. Un niño con esta particularidad va al parque el primer día y no sabe cómo entrar en el juego con los demás, no lo entiende, fracasa y se aísla. Es importante detectar a tiempo la situación para trabajar con el niño a través del juego. Con el tiempo se notan los avances.

-¿Ha afectado a esto la crisis económica?

-Sí. Íbamos avanzando poco a poco y ahora vivimos una situación difícil. Se está reduciendo el número de apoyos. Los recortes en profesorado especializado repercuten en el desarrollo de estos niños. También la Ley de Dependencia ha sufrido recortes. Antes permitía pagar la terapia especializada y ahora a muchas familias ya no les están concediendo estas ayudas. Les aprueban la dependencia y les envían una carta diciendo que no hay fondos para pagarles.

-¿Estas carencias modifican mucho su calidad de vida?

-Las familias deben asumir un gasto a mayores de aproximadamente 500 euros al mes. Las personas sin recursos no podrían pagar las terapias, por eso sacamos en 2013 siete becas de 1.000 euros cada una. Este año repetimos. Permiten a estas familias asistir al menos a una sesión de terapia a la semana. Sin ayuda, los niños no potencian al máximo sus capacidades y se estancan. En casos extremos, Educación tiene sus propias becas. También influye mucho lo preparado que esté el colegio en el que estudien los menores y la formación de las familias.