El 4 de marzo de 1889 nació en Cambados Francisco Asorey González. Mañana martes se cumplen 125 años de esta efemérides, y el Panteón dos Galegos Ilustres, donde está enterrado acogerá una ofrenda floral de homenaje. Participarán en la misma los descendientes del artista y representantes de los ayuntamientos de Cambados, Santiago de Compostela y la Xunta de Galicia.

La familia Asorey y los municipios arousano y compostelano están organizando una serie de actividades para festejar precisamente el 125 aniversario del nacimiento de uno de los grandes escultores del siglo XX. Para la profesora Maribel Iglesias Baldonedo, que tiene inédita una biografía de Asorey, la importancia de éste se debe sobre todo a que "fue la bisagra entre la escultura del siglo XIX, regionalista, de tipos populares, y la del XX, influida por el modernismo y el simbolismo, que él conoció cuando estudiaba en Barcelona".

Así, "sus esculturas no son una simple representación de un tipo popular, sino que tenían un trasfondo profundo". Maribel Iglesias señala que "A Naiciña", "A Santa" o la "Ofrenda a San Roque" -tres de las esculturas de madera más conocidas de Asorey- representan a mujeres del rural, "pero se percibe en ellas algo más, y están impregnadas de simbolismo nacionalista".

Para la profesora "el simbolismo es un paso previo a las vanguardias", de ahí que Asorey jugase un papel fundamental en la evolución artística gallega y española del siglo XX. "Y eso que otros escultores tuvieron a menos a Asorey precisamente porque no dio el paso de introducirse en las vanguardias".

Asimismo, Maribel Iglesias destaca del escultor de Cambados que "era tan bueno que hizo cosas que nadie había hecho antes, como la policromía de la madera. Él abandonó el estuco y aplicaba el óleo directamente sobre la madera, con lo que el resultado es más natural".

El también escultor cambadés Manolo Paz apunta por su parte que "Asorey supo conectar la tradición con la modernidad". Añade que "su expresión más personal se encuentra en las esculturas de madera", pero que también supo dejar una impronta novedosa en los encargos y los monumentos públicos en piedra. "El monumento al aviador Loriga conecta con el arte simbolista que se estaba haciendo en Italia en aquella época".

Manolo Paz sostiene que Asorey fue uno de los grandes artistas del siglo XX, pese a que no intentase hacer carrera en París, como otros muchos contemporáneos suyos. "Muchas de sus obras fueron a Buenos Aires, que en aquella época era una de las capitales culturales del mundo. Aquello equivalía a vender hoy en día una obra en Nueva York".

Entre los homenajes de este año figuran la convocatoria de un concurso de escultura para noveles (con un premio de 6.000 euros) y una exposición.