Antonio Durán Tarrío es un armador jubilado de Vilaxoán que hasta hace poco vivía en un piso de Vilagarcía. Tenía una casa antigua en la calle Bouza, de Vilaxoán, que utilizaba para guardar redes. Pero el tejado estaba en muy mal estado, a punto de caerse. Entonces, cuando decidió arreglarlo se enteró de que el ARI daba ayudas a la rehabilitación y se anotó. Hoy, aquel antiguo almacén es una casa de planta baja y bajocubierta, de casi 90 metros cuadrados útiles y con una terraza exterior de unos 12. En este caso Durán acudió al ARI, aunque en otros los vecinos se animaron a realizar la obra después de que los técnicos les visitasen personalmente para explicarles "que tenían una oportunidad que no podían desaprovechar", en palabras de Javier Montero.

-¿Qué le parecen estos programas de ayudas para la rehabilitación de casas antiguas?

-Está muy bien, pero el gran problema es que hay que pedir un crédito porque tienes que adelantar el dinero, y unos pueden hacerlo y otros no.

-¿Usted ya ha cobrado?

-Nosotros terminamos la obra en noviembre del año pasado y nos aprobaron una subvención de unos 15.000 euros, pero aún no nos pagaron. Dicen que este año, a ver.

-Parece ser que hay propietarios a los que les cuesta dejarse aconsejar o que quieren utilizar materiales inapropiados.

-Cuando hicieron mi rehabilitación había cosas que a mí no me gustaban, pero eran los técnicos quienes lo dirigían todo. Ellos son los que saben y los que entienden de como se rehabilita una casa. Yo entiendo de mar, y ellos entienden de lo suyo, así que los dejamos trabajar.

-¿Y qué le pareció el resultado final?

-Estupendo, estoy muy contento. Tengo una sobrina que trabaja de arquitecta en Barcelona y le encantó la casa. Además, es muy cómoda.

-La planta es de 45 metros cuadrados. ¿Buscaron alguna fórmula arquitectónica para hacerla más grande?

-Sí, aprovecharon arriba, en el bajocubierta, para hacer una habitación con una cama y un sofá, con vistas a la planta de abajo. Está muy bien diseñado.