Hay dos tipos de comedores escolares: los gestionados por la Xunta -que son los que se ven afectados por los nuevos planes de la Consellería de Educación- y los que promueven y gestionan las asociaciones de padres de alumnos (ANPA). En estos las cuotas que satisfacen las familias son muy variables, y dependen de factores como la empresa con la que se haya contratado el catering o si cuentan o no con subvenciones públicas. En algunos casos, las diferencias pueden llegar a ser de hasta 60 euros al mes por niño.

Así, por ejemplo, los padres del Antonio Magariños de Cambados pagan 90 euros al mes -el curso pasado eran 110-, porque no tienen ninguna ayuda para comedor del Ayuntamiento, y el año pasado solo recibieron de la Xunta 250 euros, pues el servicio es muy reciente -entró en funcionamiento en 2012- y por el momento solo tiene 20 usuarios. En cambio, en Ribadumia las familias solo pagan 28,70 euros al mes por niño gracias a que el Ayuntamiento les da unos 15.000 euros al año de subvención.

Magariños y Becerra Malvar

La presidenta de la asociación de padres del Antonio Magariños de Cambados, Isabel Martínez, sostiene que el comedor escolar "es un alivio muy importante para las familias en las que trabajan los dos padres". De hecho, aunque en la actualidad solo lo usan habitualmente 20 niños, hace unos años llegó a haber una lista de 50 familias interesadas. "Lo que ocurre es que con la crisis y el aumento del paro hay gente que se ha quedado en casa y que ya no necesita el comedor". Este centro también admite a los que se quedan a almorzar solo de vez en cuando -el menú cuesta seis euros-, así como a niños del colegio de A Pastora que tengan hermanos en el Magariños. En ese caso, una madre voluntaria los recoge en la parada del autobús, situada justo delante del colegio.

Mientras, en el Julia Becerra Malvar de Barrantes comen unos 55 niños de entre tres y 16 años. Mientras la Xunta y el Ayuntamiento no hacen oficiales sus ayudas los padres pagan la cuota en su totalidad (72 euros al mes), pero en cuanto llegan las subvenciones, la aportación de las familias se reduce al 40 por ciento, lo que significa algo menos de 30 euros al mes. La Xunta aporta algo -el curso pasado unos 5.000 euros-, pero la administración que de verdad permite bajar las cuotas es el Ayuntamiento, que da unos 15.000 euros. Este año los padres tuvieron que pagar la totalidad en enero y febrero, pero ya cuentan con el servicio bonificado desde el 1 de marzo.

En el Becerra Malvar también se admite el uso esporádico, y en ese caso el precio total es de 4,10 euros, aunque también se puede subvencionar en un 60 por ciento.

Otros centros que cuentan con el servicio son el Conmeniño y el Valle Inclán de O Grove -ambos gestionados por los padres-, el de Dena, en Meaño, o el de Mosteiro, en Meis. Éste último también es de gestión de la Xunta de Galicia.