Rubén Tálamo y Marita Molina son argentinos. Llegaron el 24 de septiembre de Buenos Aires. Antes de llegar a Pontevedra han pasado por Barcelona, Santander, Oviedo, Lugo y Santiago, donde se encontraron con su hijo Sergio, que les acompaña en el momento en que nos los encontramos por las inmediaciones del antiguo Museo de Pontevedra.
Marita tiene orígenes gallegos, "mi abuelo era de las Rías Baixas, de Vigo, aunque no lo sabemos con exactitud", pero llegaron a Pontevedra aconsejados por un joven procedente de la ciudad del Lérez y compañero de estudios en Madrid de uno de sus hijos.
"Nos habían hablado muy bien de Pontevedra, pero a nosotros lo que más nos llama la atención es la tranquilidad, la limpieza, el orden, la buena educación de la gente", explican. "En Buenos Aires sería impensable que en las calles hubiese macetas con flores como aquí. No durarían ni unas horas. Es increíble la urbanidad que se ve por aquí", dice Sergio.
Esta familia también se siente atraída por la gastronomía gallega. De hecho, aseguran que les han aconsejado que no dejen de comer percebes, "precisamente, el plato más caro, ¿no?", bromean.
