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La semana de A Ferrería

Las plagas del picudo, velutina y Puigdemont

Tres plagas terribles azotan este país como si sufriéramos una gran maldición. No hay tratamiento que valga contra ellas y se prolongan en el tiempo sin que se atisben soluciones. Contra las pestes del picudo rojo, la avispa velutina y la de Puigdemont no hay pesticidas, ni talas, ni el más agresivo de los tratamientos imaginables como puede ser el artículo 155, que sean capaces de erradicarlas. Con la llegada del siglo comenzaron a asolar nuestro territorio y con estas calamidades sobrenaturales llevamos años de lucha fratricida sin logro alguno.

Todas afectan al estado español, pero convergen en Cataluña. El picudo rojo originario del Asia tropical, es un escarabajo invencible que se ha introducido en España por la zona de Andalucía y la costa mediterránea hasta llegar de forma implacable a Cataluña en 2005 donde ha devastado los grandes parques y las palmeras de sus innumerables paseos marítimos.

Por su parte, la avispa asiática, esta especie invasora llegada en un barco de carga procedente del continente asiático, sigue también imparable. En 2010 se confirmó su llegada a la península Ibérica a través de los Pirineos, y según los expertos su expansión se concentra todavía en la provincia de Girona, y especialmente en las comarcas próximas a la frontera con Francia.

Precisamente, se junta con la tercera de las plagas, la de Puigdemont, esa que a través del independentismo busca acabar con la mitad de la población catalana arrinconándola y retirándole el derecho a ser tenida en cuenta. Ésta quizá sea la más perjudicial para el territorio, y si bien las dos anteriores epidemias proceden del exterior (el picudo rojo nos entró desde África y la velutina desde Europa), esta última, en cambio, es autóctona y las autoridades europeas temen que se propague por todo el continente.

Las tras plagas coinciden en el tiempo, y eso agrava a situación. Así, el picudo rojo aterrizó en el Baix Penedés en 2005, la avispa asiática se adentró en tierras catalanas en 2012 y la plaga puigdemoniaca comenzó a formarse cuando Artur Mas alcanzó en 2010 la presidencia de la Generalitat alcanzando una gran virulencia el 9 de noviembre de 2014 con aquel primer referéndum y agravándose la epidemia con la llegada de su sucesor Carles Puigdemont, a quien le honra el nombre de esta peste devastadora que lo está contaminando todo.

A pesar de que se han tomado todas las medidas posibles con el antiplagas 155 no ha sido posible fulminarla. Cien días después de ser aislada en Bruselas y en Estremera, la plaga Puigdemont todavía sigue presente, hasta es posible que con más virulencia, y continúa su inexorable invasión en Cataluña transmitiéndose ahora por vía telemática, algo con lo que nadie, ni los grandes expertos en control de plagas, contaban.

Por esta razón, se da ya por hecho que se acabará antes con el picudo rojo y con la avispa, que con la terrible plaga puigdemoniaca. Algo impensable de creer por lo difícil que resulta acabar con las dos primeras. Pero, es que la última se nos ha desmadrado con el Procés por no haberla sabido afrontar y atajar a tiempo.

Y es que como dice el dicho popular y más en lo relativo a las plagas: Más vale prevenir que curar.

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