Ahora que todas las mujeres estamos en pie de guerra por lo que está pasando, tenemos que pedirle a los hombres de bien que nos defiendan de verdad. Los violadores y asesinos no se acaban, pero que al menos la ley esté a nuestro favor.
Esperemos que lo bueno de nuestra justicia corra como un viento huracanado y llegue a esos países donde las mujeres son un mercado más de compraventa, donde las violan, las dejan embarazadas siendo niñas y luego las obligan a casarse con su verdugo. No son dueñas de nada, ni de su propio cuerpo.
Los que tienen poder, que se preocupan por competir y por robar -también es vergonzoso lo que está pasando-, deberían considerar más el sufrimiento que se vive en el mundo.
*Vecina de Cercio