A lo largo de la historia grandes personajes fueron filósofos y médicos que explicaron conceptos como el sufrimiento, la dignidad o la muerte. Ya son muchos siglos de vinculación entre la filosofía y la medicina, cuyo objeto es el estudio del ser humano que vive o padece aquellos valores. En las XXIV Xornadas de Filosofía que tendrán lugar en el auditorium del Concello de Vigo -"Filosofía e Mediciña"- se hablará de la relación de la filosofía con el hacer médico, con independencia de las teorías del conocimiento filosófico. La práctica de la medicina en la actualidad plantea muchos problemas éticos que no son simples juegos intelectuales. La filosofía hace tiempo dejó de vivir enquistada en la academia, para proyectarse hacia los problemas de la vida del ser humano, al igual que la mayoría de los avances de la medicina comprometen la practica médica con la verdad y la honestidad. La filosofía no es extraña a esta práctica médica ni tampoco a la medicina como ciencia de la salud humana, por eso el avance científico de la medicina precisa de la filosofía para hablar del significado del dolor y de la vida.

La filosofía en ningún caso puede ser utilizada para deshumanizar la medicina, por eso la vinculación entre filosofía y medicina es cada vez mayor. La medicina hace tiempo que va más allá de la tarea secular de prevenir, curar y paliar la enfermedad con la ética médica tradicional, al igual que la filosofía prescinde de sus inquietudes metafísicas clásicas. Defender el acercamiento de la medicina y la filosofía es favorecer el esclarecimiento de las decisiones y la bioética, con todos sus componentes de progreso, y tiene que jugar un protagonismo mayor en la salud pública para ofrecer a la sociedad una mejor calidad docente e investigadora. Cada vez es mayor la necesidad de una reflexión interdisciplinaria e integral de decisiones compartidas desde la filosofía a la medicina. Pero, si la bioética está tan relacionada con la filosofía y la libertad, también lo puede estar con los intereses de la política y la justicia, cuando el poder se hace cargo de la vida y la medicación de la sociedad.

Ni la medicina es un saber cerrado, ni la filosofía un juego estéril de palabras. La filosofía y la medicina pueden establecer un permanente dialogo sin perder su identidad, porque la salud es la expresión más genuina de la vitalidad de la población para sus actividades. La proyección humanística de la salud pública tiene el propósito de potenciar gradualmente la salud de la población, de modo que contribuya a la elevación de su calidad de vida, al incremento de la calidad de los servicios y la satisfacción de la población.

(*)Publicista