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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los ejemplos

Lo peor a la hora de analizar cómo funcionan algunas cosas en Galicia es, probablemente, la resistencia a considerar válidos los ejemplos que contradicen las diversas teorías e incluso alguna de las medidas prácticas que, como en el caso de la Xunta, se tomaron de una forma aparentemente apresurada o errónea. Y eso que los tales ejemplos no son escasos ni tampoco nimios, lo que refuerza las opiniones -como la de quien esto escribe- que, además de la tozudez, reprochan a quienes no toman nota de la evidencia una miopía persistente y dañina.

El primero de esos ejemplos puede proporcionarlo el caso de Abanca. Resultado de la funesta -tal como se planteó y forzó desde el gobierno gallego y sus "amigos"- fusión de las Cajas de Ahorro, este antiguo Reino tuvo la suerte de que fuese una empresa gallega respaldada por otra con raíces en este país, la que se hiciera con los restos de un naufragio causado por la ineptitud de unos pocos. Esa suerte se incrementó -y ya ha quedado dicho en más de una ocasión- cuando la nueva entidad bancaria acertó al conectar con las necesidades de Galicia, y al apoyar la fidelidad de los clientes de las Cajas y la recuperación económica del país.

Quizá por eso, Abanca ha conseguido en estos años alejarse de las polémicas, sanear sus cuentas de forma que ha obtenido beneficios tras liquidar su deuda con el FROB y adquirir una parte de los servicios de otra entidad gallega que ahora, y tras una absorción poco exitosa, parece cerca de la desaparición. Y todo ello a pesar de las reticencias de varios grupos políticos de aquí, que insisten más en hablar de "ganga" en la compra que de "éxito" en la gestión y en poner palos en alguna rueda, en vez de ayudar en lo que puedan a un país que lo necesita.

Y no es solo ese el caso que podría servir de ejemplo. Hay otro en negativo, que no hace sino crecer, mientras la Xunta, que anunció medidas para afrontar los perjuicios, sigue "estudiando" qué hacer. Es el caso de la deslocalización de empresas en el norte y centro de Portugal con preferencia sobre las ofertas -si las hay- gallegas. Varias localidades han visto irse la ampliación de alguna de sus factorías, mientras otras varias "riegan" las orillas de la Eurorregión. Y, aquí, mucha samba -o muiñeira- y poco trabajo.

Es verdad que, quizá como excepción a la regla, hay algún otro caso del que sentirse orgulloso o, al menos, satisfecho. Se ha conocido hace bien poco el balance de la presencia gallega en la pesca mundial donde, pese a lo diminuto de la mayor parte de sus recursos comparativos, ocupa un lugar destacado. Y ahí está "Pescanova" que superó problemas judiciales, laborales y económicos para mantener una marca y un prestigio que suponen cientos de empleos directos y otros tantos complementarios. Lo que demuestra, además, que aquí cuando se quiere, se puede.

¿O no...?

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