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El tramo urbano de la AP-9 ¿de qué se trata?

Fue más o menos en esa época. El punto culminante de la movida de los ochenta en Vigo y Madrid bien pudo coincidir con el derribo de dos "scalextrics". Aquí el de la rúa Lepanto y allá el de la glorieta de Atocha. Dos desguaces físicos y simbólicos para cambiar de pelaje. En los lugares de llegada a la ciudad, a ser posible, ofrecer dignidad.

Madrid sacó enseguida una conclusión urbanística: crear en Atocha un recibidor inspirado para el viajero que llega en AVE a la ciudad. En vez de un tobogán de coches te saluda un jardín tropical. Nacía así la estufa bajo la antigua cubierta de la Estación, el impulso del museo Reina Sofía y la cadena de remodelaciones del salón urbano del Paseo del Prado. Desde luego, un prodigio.

En Vigo, la conclusión urbanística se encasquilló. Se dilató en años de duda. Desde entonces, en intermitencia, se argumentó y reclamó la conclusión lógica: reconvertir la AP-9 como tramo urbano desde el enlace de la rúa Buenos Aires hasta la Estación con toda la galaxia de oportunidades que se derivan. Al final, el histórico pasillo de entrada natural a la ciudad por el este, por Teis, continúa siendo una hiriente amalgama de torbellinos circulatorios.

No obstante, a día de hoy las cosas han cambiado para mejor. Primero, las tres administraciones, Concello, Xunta y Gobierno central, dan muestras sinceras y simultáneas de percibir esta iniciativa ya no como una irrealidad velada sino como una realidad viable. En segundo lugar, la construcción del túnel Das Maceiras con la entrada soterrada del AVE introduce un vuelco liberador, maravilloso, para esta área urbana.

Con todo ello, cobran color barrios que llevan años emparedados. Si se toma la gran decisión, surgirían casi adosadas unas vías que ya no son vías en uso y un corredor que ya no es autopista, penetrados por mil espacios intersticiales. Sin duda, sin vivir en las nubes, se abre un horizonte para buscar la excelencia urbanística en esta zona expectante. Lejos de la mediocridad dorada de los golpes de efecto de actuaciones aisladas, un verdadero Plan.

Por ilustrar con ejemplos, en Zurich (hace ahora cien años relacionada con la conmoción de las revoluciones dadaísta y rusa), la reconversiones urbanísticas de Hardbrücke, Viadukt y Josefwiese muestran hasta qué punto es posible construir un espacio de convivencia, cercano y gozoso, que logra el máximo atractivo, junto a un desierto de vías y a la Estación. En Vigo la Estación de Mayne, como en Zurich y Madrid, reclama pista.

Con claridad meridiana, el tramo urbano de la AP-9 no es un ámbito central, de ahí su mayor valor en una ciudad dual como Vigo donde la centralidad, en sí misma, es centro y periferia. También adquiere especial valor su emplazamiento orientado hacia el este, la dirección estratégica en la que Vigo se articula con la red de ciudades del eje atlántico. Aquí, la Estación Intermodal también reclama pista.

Tal como están las cosas, la ciudad debe caer en la cuenta de que el estado actual no es un mal incurable. Es un mapa antiguo a actualizar. Por ello, cabe plantear que se mitiguen los años de aplazamiento con algo más que vagas promesas. No perder más tiempo, no cerrar los ojos. Para empezar, procede realizar un estudio urbanístico riguroso que olfatee todas las alternativas compaginado con idear la arquitectura de los engranajes de gestión.

El objetivo: concretar la carta de presentación de Vigo para quien llega a la ciudad tanto desde la AP-9, como desde el aeropuerto o el AVE. Lejos de la mediocridad dorada de los golpes de efecto de actuaciones aisladas, centrar una idea, definir una estrategia, y concretar una gran acción urbana. Es decir, imitando la finura del cantero, tallar un Plan urbano admirable.

Ahora es el momento esperado e improrrogable para decidir. Se trata de amueblar el gran salón urbano para recibir a quien llega a Vigo y explicar bien quiénes somos. Al menos, con cortesía y valentía, intentarlo.

*Arquitecto

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