Defender la pesca no debe entenderse como un ataque a la acuicultura. Pero defender la acuicultura como un sector productivo estratégico para la economía del país, como decía recientemente en el acto conmemorativo del Día de la Acuicultura el secretario general de Pesca, Andrés Hermida, tal vez sea pasarse unos cuantos pueblos.

La acuicultura se concibe, desde su inicio en España, como un complemento específico a la pesca, nunca como un ejemplo de producción al menos en la economía actual de España o, en su caso, Galicia.

No pretendo, ni mucho menos, establecer comparaciones (que serían ridículas, por otro lado). Pero llegar a celebraciones como la del Día de la Acuicultura (desconozco la existencia de un Día de la Pesca) para encandilar a un personal consumidor de peces y mariscos "salvajes" tratando de reorientarlo hacia lo acuícola, más bien parece una soberana muestra de que las administraciones tienen algo que pagar a la industria de la acuicultura en detrimento de la pesca y el marisqueo en cualquiera de sus diversas modalidades.

Para el secretario general de Pesca es de tener en cuenta, muy en cuenta digo yo, la "posición de liderazgo que ha conseguido la acuicultura española en el marco de la UE, con más de 335.000 toneladas de producción". Y apoya sin ambages el Plan Estratégico Plurianual de la Acuicultura Española 2014-2020, "que plantea un escenario optimista, en el que la producción acuícola española podría duplicarse en términos productivos y económicos".

¿A costa de la pesca y el marisqueo, señor Hermida? ¿No es esto dar argumentos a la Comisión Europea para que prosiga en su carrera sin frenos para acabar de una puñetera vez con las distintas flotas pesqueras españolas? Porque imagino que usted, ustedes -porque englobo en la cuestión a la Consellería do Mar- han sopesado el valor de su indisimulado apoyo a la acuicultura, un apoyo que se echa en falta en el sector pesquero y marisquero de un país que siempre se ha dicho vive de espaldas al mar. ¿También ustedes viven de espaldas al mar, señor Hermida?

Cifras: algo más de 335.000 toneladas de producción acuícola permiten un empleo que ustedes estiman en más de 20.000 trabajadores distribuidos en los más de 5.200 establecimientos dedicados a la acuicultura en 2015.

Son conscientes de la gran diferencia con las cifras de la pesca y el marisqueo, estoy seguro. Y, mucho me temo, además, que en esos más de 20.000 empleos que dicen existen en la acuicultura española incluyen ustedes a una parte del marisqueo y otra del sector mejillonero, que son acuicultura pero ya sabe usted que no de la acuicultura que ustedes defienden con uñas y dientes.

El sector pesquero de Galicia ya les ha dicho, por activa y por pasiva, que nones. El consumidor, exactamente igual, porque van a los productos de la acuicultura cuando no disponen de productos salvajes. Ante tal panorama, ¿de verdad consideran que hablamos de "un sector productivo estratégico para la economía del país"?

Si ustedes defendiesen ante Bruselas la pesca con el mismo ahínco que lo hacen con la acuicultura, otro gallo nos cantaría. Porque, en el fondo, da la impresión de que ustedes están convencidos de que la pesca se acaba -la cercenan de manera inmisericorde para España- y tratan de curar la herida antes de que esta produzca aplicando las gasas de la acuicultura como paño de lágrimas.

No, señor Hermida: primero, la pesca y el marisqueo. Y la acuicultura, como iniciativa privada que siga sus pasos y calcule muy bien estos para que no causen daños a la pesca y el marisqueo tradicionales.