Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El rediseño

Así que, visto el anuncio de la Xunta sobre el rediseño del mapa de transporte de viajeros en Galicia, parece buen momento para reflexionar acerca de la necesaria -y urgente- reordenación territorial del país. Y conste que, al menos en opinión de quien la expone, relacionar ambos asuntos no supone mezclar el trasero con las témporas sino, como asegura el viejo dicho, aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para hablar de las conveniencias y la oportunidad.

Y es que el Gobierno gallego asegura, con toda razón, que el mapa de transportes está obsoleto, no sólo por los nuevos medios técnicos, sino por la realidad social de los núcleos habitados que comunican aún las viejas líneas. Sobre todo por una razón: los pueblos que enlazan apenas tienen, en muchos casos, población suficiente, y eso hace irrentables a las empresas aspirar a la renovación de sus condiciones. Y, aparte, amenaza las comunicaciones mismas.

Pues bien, ese argumento es igualmente sólido para sustentar la necesidad de, por ejemplo, reducir el número de esas villas y poblaciones -o sea, concellos- a la dimensión que realmente ha de permitirles prestar servicios eficaces y, de paso, evitar costes innecesarios. Y eso significa, en definitiva, ahorrar con el máximo de sentido común, para dedicar los fondos rescatados" a mesteres más útiles y productivos.

Es verdad que la reforma territorial, que ha de hacerse desde una amplia fusión de entes municipales -lo que, por cierto, haría aún más discutible la continuidad de las Diputaciones-, no gusta a los partidos políticos, que tejen su poder en base a los minifundios electorales que dominan. Pero ahora que tanto se habla de "regeneración" y "nuevas políticas", convendría exigir que menos decir y más hacer. Y esto que se propone sería un buen comienzo.

Es pintoresco, desde luego, que los mismos que hace apenas dos años reclamaban la liquidación diputacional, ahora que gobiernan una parte notable del sistema se hayan reconvertido en decididos defensores de su continuidad. Lo disimulan con el tópico de que ellos "las gestionan de otro modo más democrático", pero es sólo una excusa. Con alguna excepción, el método es el mismo aunque los disfrazados balances permitan disimularlo.

En Galicia, que cuenta con más de trescientos concellos, habría que intentar reducirlos a la mitad más o menos. Porque rebajaría costes, mejoraría servicios y, sobre todo, racionalizaría la burocracia. Pero es poco probable que alguien se presente voluntario para ponerle el cascabel al gato. Le vendría bien al país, pero no a sus principales partidos. Así que ca.

¿Eh...?

Compartir el artículo

stats