Luís Bará se tiene la lección aprendida, porque la veteranía resulta un grado. Bien sabía que como diputado electo iban a preguntarle otra vez por su hipotética candidatura a la sucesión de Lores, y de nuevo ha dicho aquello de aparta de mí ese cáliz en sentido figurado. ¡Qué iba a decir si no!
Para reforzar su falta de aspiración a una sustitución envenenada, Bará ha dicho que el alcalde está en el mejor momento de su carrera política. Falso de toda falsedad. Ningún político que lleve desempeñando el mismo cargo durante diecisiete años, diecisiete, está en el punto álgido de su trayectoria pública. Cuando digo ninguno es ninguno. Lores está en otra cosa.
También ha asegurado Bará que hay Lores para rato, para mucho tiempo. Sin embargo, los resultados cosechados el domingo pasado por el BNG apuntan otra cosa bien distinta, pese a que no puedan equipararse en modo alguno unos comicios autonómicos con unas elecciones municipales. Son amores muy distintos. Pero ojo al parche, que números cantan:
El PP ganó en todas las mesas del municipio de Pontevedra, salvo en una de A Canicouva. Y el BNG se quedó en cuarto lugar en número de votos, por detrás de Marea y del PSOE. Esto no ha ocurrido nunca y no ha dejado precisamente al candidato Luís Bará en un buen lugar a la hora de medir su tirón electoral.
Bará ha cometido el error de decir que si la decisión estuviera en sus manos, compaginaría los cargos de diputado en Santiago y de concejal en Pontevedra. La sinceridad le ha jugado una mala pasada. Ese don de la ubicuidad no resulta nada convincente hoy en día, ni es posible sin desatender alguna de ambas funciones, o quizá las dos al mismo tiempo.
Por segunda vez, Bará emprende el camino de Santiago muy a su pesar, puesto que en 2005 formó parte del gobierno bipartito PSOE-BNG como director general de Creación y Difusión Cultural.
El meollo de la cuestión está en adivinar si Luís Bará va a decir definitivamente adiós o solo hasta luego al Ayuntamiento de Pontevedra; es decir si realizará de nuevo un viaje de ida y vuelta por exigencia del guion establecido por el BNG, con Lores o sin Lores al fondo.
