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Nueces de California

Gordas y modelos

El canon de belleza en la sociedad actual

"La incapacidad para tolerar la ambigüedad es la raíz de todas las neurosis"

S. Freud

Un modelo es todo abstracción, y por lo tanto simplificación, de la realidad, o también -como ocurre en el caso de la moda-, todo ejemplo al que deseamos parecernos. Modelos como ejemplos o prototipos en los cuales nuestra sociedad se mira al espejo. Tengo claro que todo aquel que se guía por modelos termina neurótico perdido, y que si hay un ser que se mueva por modelos y estereotipos, ese ser es la mujer. Por ejemplo, cuando hay que combinar la ropa o los colores, las mujeres son especialistas, tienen una habilidad especial, mientras que en general los hombres tenemos esa habilidad aletargada, o inexistente.

Los psicólogos utilizan el test de los colores para el análisis de la personalidad y del estado anímico de una persona. Así, los azules señalan la pretensión de alcanzar la armonía por medio del diálogo; los verdes, la fuerza de voluntad, las convicciones, la capacidad de disfrutar; los rojo, el impulso de vivir y la capacidad de reacción ante los desafíos; los amarillos, la capacidad anticipadora ante el futuro y se suele decir que es el color de la inspiración; el naranja, el color de la iluminación; el violeta, el color de la mística, de la magia, del embrujo y del erotismo. Y podríamos seguir. Y eso que el espacio de colores digitales tiene dimensión tres: rojo-verde-azul, o cian-amarillo-magenta. ¡Estos psicólogos son la bomba! Por eso esta especialidad se les da tan bien a los argentinos. Los psicólogos son los cuantificadores de las emociones humanas sin regla de cálculo, sin integrales, ni derivadas. ¡Mídeme la psique, baby!

Pues bien, cuando observamos los desfiles de moda en las grandes pasarelas, nos podemos percatar que lo que se denominan modelos, son más bien todo lo contrario: personas tristes, anoréxicas, carentes de expresividad, de vida. Da igual que los vista Desigual, o el estrambótico Karl Lagerfeld. ¿Cómo puede ser que estos divos de la moda, la mayor parte hombres, maltraten tanto lo que deberían amar? ¿Cómo pueden ser tan misóginos en el fondo? No lo entiendo. Creo que el problema radica es que desconocen el producto con el que están tratando, imponiendo unas normas de belleza que no son reales, y que de todas las maneras no están compartidas por los hombres a los que les gustan las mujeres. Es un problema de sensibilidad: las mujeres viven en un mundo creado con unos cánones erróneos que las ignora o que las maltrata, cuando se habla de sus derechos con la boca grande y se plasman en leyes y normas de funcionamiento con la boca pequeña. ¡Cuándo se van a enterar estos modistos de que a los hombres no nos gustan las anoréxicas, y que las anoréxicas no se gustan a ellas mismas! Esta tendencia también ha llegado a la moda masculina, con estos pantalones pitillo que solo pueden vestir seres imaginarios: una desfachatez creada por seres idiotas para personas sin alma. ¿Cuándo se van a enterar los políticos de que a los hombres no nos gustan las esclavas, sino unas compañeras que te proporcionen el complemento ortogonal, que te hagan ver el espacio nulo, y te enseñen a ver crecer la hierba? ¿Cuándo se van a enterar los leguleyos de que queremos leyes justas que protejan las relaciones de pareja? Y cuando digo pareja, me refiero a dos cualesquiera que se quieran, se complementen y se respeten; leyes que protejan la infancia y la familia, porque sin infancia y sin familia no hay futuro.

Durante los dos años que vivimos en California mi mujer tuvo la oportunidad de ser artista invitada en el Departamento de Práctica Artística de la Universidad de Berkeley y de trabajar con artistas de la talla de Richard Shaw, uno de los maestros de las esculturas "trompe l'oeil". Richard es una persona campechana, abierta y acogedora, un artista del banjo. Una de las exposiciones de mi mujer que llamó más la atención en California fue la serie Gordas, un conjunto de mujeres "boterianas" en bañador, en posturas inverosímiles, felices, relajadas, conscientes de sus defectos y también de sus bellezas, interior y exterior. En California, pese a la importancia que tienen las clínicas de belleza, las mujeres no parecen tener fecha de caducidad, como suele ocurrir en España, por ejemplo con las presentadoras o las actrices, que una vez llegadas a una edad son relegadas al ostracismo. Obviamente no tiene ni debe ser así, y para ello sólo es necesario buscar la belleza en el criterio, en la personalidad y en la profesionalidad. Lo demás es secundario.

¡Vivan los gordos y las gordas!, ¡vivan las personas imperfectas que se ríen de sí mismas, que se mofan (con todos los respetos) de la neurosis obsesiva!, porque toda esta perfección imperfecta que nos venden, ese reino de Duloc imaginario donde viven los Lord Farquaad de la moda, es ficticio y es mentira. ¡Viva Shrek y viva Fiona!, y vivan todos esos seres imperfectos a los cuales me sumo.

¿Se imaginan Adele cantando "Rolling in the Deep" pesando 30 kilos? Eso es imposible. Quemen los pantalones pitillo, y hagan el vacío a todas estas cadenas de moda que ayudan a que el problema de la insatisfacción sobre el físico de las mujeres crezca cada día, y que haya niñas que deciden surcar los caminos de Katmandú del hambre forzada en busca de un futuro incierto. Enseñen a sus hijos a tolerar la ambigüedad, a amarse a ellos mismos a partir de la disciplina y del esfuerzo, a creer que son únicos, porque en cierto modo todos los somos. Enséñenlos a priorizar, porque es la única manera de que todo se haga más cierto y más sencillo. Verán así crecer adultos con criterio. Al fin y a la postre, la historia siempre termina poniendo a cada cual en su sitio.

Vuelvo a mis amigos, los psicólogos. ¿Conocen el test de Hare que mide el grado de psicopatía? Pues bien, si Robert tiene razón, entonces muchos de los que nos mandan son posibles psicópatas, lo cual pone en tela de juicio la salud mental de los políticos y de los directivos de grandes empresas. ¿Creen que merece la pena preocuparse por unos kilitos de más o por unas arruguitas? Los Pokémon hay que buscarlos en otro sitio. Apuesto que es muy difícil encontrar un gordo psicópata, porque las grasitas son incompatibles con la psicopatía. Sin embargo, desconfío de los guaperas, de los machos alfa y de aquellos que no saben si suben o si bajan, o si realmente hay o no escalera. ¡Que le vendan la botella de Klein a otro, pues yo prefiero verla siempre medio llena!

En definitiva, ¡que vivan las arrugas con sabor a aceite de oliva! ¡Viva Santa Rita!, porque lo que se da, sí se quita. Como siempre depende de los jueces.

Disfruten del verano, que queda poco.

*Profesor de Matemática Aplicada

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