Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En la mazmorra del castillo

Cuando lo leáis estaré ya en Vigo, pero cuando escribo estas líneas, de noche, lo hago desde las mazmorras del Castillo del Buen Amor, que están a la altura del foso y tienen enfrente la sala del Cuerpo de Guardia. Estoy rodeado por murallas y los campos de Castilla, sin apenas civilización alrededor, en la Ruta de la Plata entre Salamanca y Zamora, ahí por Villanueva de Cañedo, fortaleza militar en el siglo XI que en el siglo XV readaptó en plan renacentista el arzobispo Fonseca y dio cobijo a la historia de amor de Don Alonso de Fonseca y su amante María de Ulloa. Duermo en una de sus mazmorras pero no estoy preso como merecería, sino que han convertido el castillo en hotel con encanto, la mazmorra en un habitáculo de buen gusto y el foso defensivo lugar para la piscina. Mira que lo han pasado mal hace siglos algunos tipos aquí (bueno, no los dueños, que por algo llaman al castillo del Buen Amor) y yo gozando de climatización y exquisito diseño donde ellos tenían cadenas. Sitio recomendado.

En caballerizas con Esgueva

En el inmenso pero cálido comedor, que son las antiguas caballerizas, completamente abovedado y con las marcas de los canteros en sus piedras, seguro que gallegos, conocí al cocinero jefe, Javier Esgueva, que es un maestro de los fogones cuyo buen hacer es un homenaje a toda la cocina castellana. Recuerdo el chuletón de Ávila con morriña y aquellos entrantes sabrosos, fuera la piruleta de perdiz, las brochetas de triguero con bacon, el queso propio "pico melero" o el jamón ibérico a cuchillo, como el gin tonic después a la luz de las estrellas bajo las murallas... antes de volver a la mazmorra. Apuesto que aquí durmió y comió el ourensano vigués Fonseca Moretón, presidente de Terras Gaudas, porque el vino que me recomendó Javier Esgueva, el Quinta Sardonia, es criado en Valladolid pero de esta bodega del Baixo Miño y algún acuerdo tiene con la propiedad del castillo, y quizás también con el sabroso Venta Mazarrón, un tempranillo de Tierra de Zamora que probé también recomendado por Esgueva.

Los López-Chaves Boys

Yo cada vez que me muevo por aquellas tierras encuentro algo que me recuerda a los López-Chaves vigueses, sea al pater Manuel, ex presidente de Amigos de los Pazos, o al hijo Ignacio, delegado de la Xunta en Vigo. La primera vez, recorriendo el hermosísimo barrio viejo de Ledesma, antes de comer en "las fernandicas", cuando hallé dos casas solariegas de siglos ha con sus apellidos, porque de allí proceden. La segunda, cuando me encontré en un local de moda salmantino al torero Domingo López Chaves. La tercera en este mismo castillo. Yo veía a un jefe de sala que me parecía por su amor pasional al trabajo el típico empleado que cualquier empresario desearía para sí. Amable, cordial, informador, activísimo... Estabas en el comedor, y allí estaba él. Subías al bar y allí aparecía él. Un profesional y un tipo alegre, ávido de saber y enamorado de Vigo, a donde viene con frecuencia y donde tiene pandilla, capaz de explicarte la historia del castillo tan bien como prepararte un steak tartare ante tus ojos, por delegación del maestro Javier Esgueva. Pues resulta que este Manuel González Tapias (así se llama) es familiar de los López-Chaves, devoto del padre, Manuel, y en el comedor hace tan bien las faenas de capote como Domingo en el ruedo, Ignacio en la política o el pater Manuel entre pazos.

Arcas, el pintor anillador

Pero llego a Vigo y el primero que me encuentro es a Javier Arcas, que yo conocí hace años como anillador de aves, pero que es Doctor en Biología y ahora pintor. Uno conocía a anilladores de piercing, no de aves, pero a su conocimiento y amor por los animales Javier añade su dedicación a la pintura, lo que explica el tema de su exposición este mes de agosto en la Casa del Libro. Utiliza la naturaleza como fuente de inspiración, y podréis ver desde las gaviotas de A Guarda hasta los guepardos de Masai Mara, en Kenia. Id .

Compartir el artículo

stats