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Hombres, mujeres y viceversa

¡Ah, qué país este en que los hombres van por un lado y las mujeres por otro! Al vigués Sesi Pino, por ejemplo, se le vio el martes comiendo con Gerardo Puime en Casa Marisol de A Cañiza. Comían cada uno una chuleta con huevos y patatas, vino y gaseosa, y al lado atacaba un bacalao a la brasa José Luis Bacelar, el del estanco de A Cañiza que, por cierto, tuvo como compañero antaño en su paso fugaz por el seminario a Santiago Olimpio Ventosa.. Sí, hombre sí, aquel Ventosa del legendario Bar Nós en el barrio viejo vigués que fue profesor de Latín y se nos fue para siempre. Pero mientras Sesi y Gerardo (que luego se irían a tomar un afamado licor café a Luneda, ahí en ese bar frente a Casa Pepe desde el que en verano oyes los gritos de los niños chapoteando en el agua del afluente del Deva) comían solos, sus mujeres hacían otro tanto pero con gente de su femenino género. Amparo Villar, la desposada con Sesi, andaba a la misma hora de jijijijajaja en la comida de mujeres que todos los años sella las fiestas de Bouzas, que acabó a las 7 de la tarde y aún quedaban algunas bailando tras elegir a la reina de tan gineceica comida.

Con un Telmo reposado

Yo sé que poco antes de comer Gerardo hablaba desde A Cañiza con Telmos, que andaba por Vigo,. Sí, Telmos, el que durante mucho tiempo fue leyenda en la hostelería viguesa sección alterne, que por cierto es de Ponteareas y muy devoto de la Vírgen de la Franqueira. Hablaba Gerardo con Telmos porque es inquilino de su casa en Sela, que es precisamente la que habitó hace décadas Evaristo de Sela, poeta, profesor de griego de generaciones de vigueses y traductor al gallego de la Ilíada y la Odisea. El mundo es un pañuelo. Seguro que el martes, cuando yo encontré a Telmos hablando por teléfono en Fermín Penzol, lo hacía precisamente con Gerardo. Lo veo muy reposado, dispuesto a iniciar una nueva y diferente vida. Cuando le dejen.

Embajada de Perú en Vigo

El jueves estuve comiendo en Japón (o sea en el Oh Sushi),el viernes en México (o sea en el Pénjamo), el sábado volví a Galicia (o sea en el Mauro de San Adrián de Cobres) y el martes me fui a Perú estrenando el restaurante peruano Kero que abrió Juan Carlos Perret en la calle Castelar, muy cerca del japonés. Conocí a Perret y su mano creativa cuando trabajó en el Da-Vid de Urzáiz 72, y sabía de su paso por el Celler de Can Roca de Gerona, Berasategui y otras cocinas incluida la más tradicional y marisquera de O Grove. Pero donde mejor se mueve este peruano amante del surf es en la construcción de nuevos mundos culinarios y la apuesta que ha hecho en Vigo la aplaudirán los paladares ansiosos de nuevas experiencias. Una fusión de cocina peruana con nuestros productos. Imposible saber qué comes por el nombre de los platos pero digo que tomamos una causa limeña de mejillones en escabeche, un ceviche de caballa con aguacate y ají amarillo, un sudado de corvina salvaje con cebolla y tomate confitado y una papada de porco celta confitada en Nikkei etc, etc. Se ha rodeado de gente joven para dar un servicio profesional desde que te da la bienvenida en la puerta. Perú ya tiene su embajada culinaria en Vigo.

Y vuelta a Galicia

Y ayer miércoles volví y paseé otra vez por la Galicia más atlántica comiendo en O Rei Pescador de José Carlos y Marcos, ese restaurante que estrenó sus 20 años de historia trasladándose de Canido al centro de Vigo. Comimos unas almejas a la marinera y un pulpo magníficos y un guiso de rape irreprochable, pero lo mejor fue masticar con Manuel Antas Fraga, todo un emblema de nuestra emigración a Brasil y un hombre sabio en experiencias, con Faustino Otero (al que pediré ayuda cuando necesite labores detectivescas) y con ese biógrafo consumado que es Lois Pérez Leira. Por allí andaba en las mismas que nosotros el presidente del Celta, Carlos Mouriño.

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