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Personas, casos y cosas de ayer y de hoy

Simplezas viejas con caras nuevas

Aforismo, axioma, adagio, apotegma, máxima, proverbio, refrán, sentencia, haiku, tuits, metáfora, greguería? son oraciones breves, concisas de diferentes características y con peculiaridades retóricas distintas, ya definidas en estos artículos (véase Faro de Vigo, 20.05.2102). Muchos han sido los autores conocidos que las han construido. Yo los he citado sucesivamente, uno tras otro, a lo largo de estas páginas dominicales: Schopenhauer, Rodríguez Martín, Gómez de la Serna, Baltasar Gracián, Zweig, Isla, Azorín, La Rochefoucauld, Blondel, Borges, Johnson, Eisntein, Jefferson, Kociancich, Flaubert, Rostand, Sheridan, Montesquieu, Constant, Svevo, Hipocrátes, Maimónides, Corvisart, Casal y Aguado, Castillo de Lucas, Cervantes, Nietzsche, Hesse, Pessoa, Kafka, Unamuno, Camba, Fuentes Suárez, Cunqueiro, Iribarren, Montaigne, Cela, Pla, Lichteberg? Este su escribidor dominical, muy lejos de la genialidad de estos autores ha denominado simplezas a sus frases breves, porque son de género humilde y sin pretensiones o, si quieren ustedes, de poco peso, a medio camino entre el aforismo, la sentencia y la greguería. Las simplezas de hoy las he escrito, mientras viajaba en tren, sin libros, pero con la memoria puesta en muchas lecturas. Unas serán originales, otras menos, mas ninguna copiada. Estas son:

El hombre inteligente primero siente con el corazón y después obra con la cabeza.

El hombre cuanto más bueno más siente y cuanto más inteligente más obediente es a la razón.

No te sientes el primero a la mesa. Es cuestión de educación, pero también de conveniencia: podrás escoger la compañía en lugar de ser elegido o, lo que es peor, podrás ser desdeñado.

Estadística y epidemiología son medios indispensables de la ciencia pero nunca ciencia e investigación puras.

Las arrugas de los años expresan felicidad, las de los sufrimientos tristeza.

Todos vemos lo mismo, pero solo algunos advierten lo que han de ver.

Avanza más el que desanda para corregir sus errores.

El único imposible es el que uno no se propone.

Sonreír al infortunio es un corte de manga a la tristeza.

La verdad resplandece cuando terminas la discusión con un testarudo impenitente.

El valor personal es proporcional al vacío que deja tu ausencia.

Es preferible el riesgo de ser león que la seguridad del cazador.

Es valiente el que convierte sus palabras en hechos.

Si el silencio supera la palabra, cállate.

El pasado es como la sombra, nos acompaña siempre. Es necesario reconocerla y no negarla.

El tropiezo mejora la marcha futura.

Si eres tragaldabas piensa en los que no comen.

En tiempo de elecciones desconfía de las encuestas y aún más del encuestador.

El único trabajo que se ha de comenzar por arriba es barrer la escalera.

Si hay duda, hay inteligencia. Solo los necios no dudan.

Solo manda en verdad el que es escogido por los que obedecen.

Consiguió ser un hombre único imponiéndose más deberes que a los demás e igualándose a ellos en los derechos.

En un país libre hay políticos presos, pero no presos políticos.

Sé lo que no sé gracias a que dudo y, cuanto más sé, más dudo.

El hallazgo de la verdad exige previamente la duda.

Sabiduría no es recordar el conocimiento sino el libro o fuente que lo contiene.

Se puede ser demasiado joven para algo, más nunca demasiado viejo para nada.

Somos la suma de ciencia e historia o, si se quiere, de átomos y experiencias.

Tiene buena memoria el que olvida lo inservible y retiene lo útil.

Pensamiento prostático: ¿Qué haría yo sin mi orinal?

Maestro es el que nos enseña a dudar, porque de la duda nace la verdad.

Duda y sabiduría son directamente proporcionales.

Tener don de gentes es hacerles creer que tu pensamiento es el suyo.

El que al terminar una cosa no se proponga la siguiente, posiblemente está muerto.

Perder el tiempo es un suicidio parcial.

Reloj y dependencia son indisolubles como el matrimonio, por eso ahora cada vez se usa menos el reloj.

Escoger sí, pero no tanto que te quedes solo.

Al cruzar un bosque: el maderero ve leña, el pirómano ve fuego y los demás vemos vida.

Era tan detestable que hasta le era tarde para arrepentirse.

Bueno es el que sirve a los demás y nada bueno el que se complace en ser servido.

Las telarañas de las mejillas se corresponden con el trazado de las rutas del vino.

Durante el diluvio en el cielo había peces nadando en lugar de pájaros volando.

Algunos nacen con tan mala suerte que piensan que su destino es estar mal en cualquier sitio.

La hostilidad como expresión de superioridad es la manifestación de inferioridad de los incompetentes.

Muchas personas nacieron para ser paraguas: útiles para su función y un incordio cuando ya no llueve.

Hay personas tan despreciables que cuando meditan sobre sí mismos se deshacen en nauseas.

No te cuidas nada. Y con su silencio respondió: ¿Cuándo, si yo sola he de sostener el mundo? Y dicen que la mujer es el sexo débil.

Las gotas de aire dentro del cristal soplado son los estertores finales de los escultores vítreos.

Todos los asesinos son malos, pero los peores los que lo hacen por encargo y por dinero.

Los niños son como los artistas, les sobra con unos lápices de colores para tener el mundo a su alcance.

Lo más triste no es saber cuándo y dónde termina la vida sino ignorar en qué lugar y fecha comenzó.

Era una vieja tan joven que no reconoció su mechón blanco de pelo cuando se le cruzó en los ojos.

Ser muy anciano es mirar atrás y no reconocerte en tus propios recuerdos.

Falta de recuerdo y destrucción del pasado conlleva a repetir errores y quedarse sin tiempo para la reconstrucción del presente.

Progresismo no es empezar de nuevo sino mejorar lo presente.

La infelicidad del egoísta es infinita porque su vida se limita al deber y al haber del libro de cuentas.

La felicidad está en solo amar los bienes materiales necesarios para alcanzar los bienes del espíritu.

Si ser progresista es destruir los esfuerzos y pesares de la vida pasada, yo soy conservador.

Para creer y vivir, primero hay que dudar y después hacer.

Para el buen político primero debería ser el pan y después ese programa que nunca cumplirá.

Quien vive de su trabajo es libre y está en disposición de decir no me da la gana.

El secreto de su felicidad estaba en tener una buena opinión de sí mismo e ignorar la opinión que los demás tenían de él.

Cada uno es como es, como hace y como le dejan ser.

Ser joven o ser viejo es cuestión de porqués. El joven trabaja para su porvenir, el viejo trabaja para los que vendrán y jóvenes y viejos para subsistir.

No hay color más feo que el de una mancha café con leche en la camisa.

No hay tarea más difícil que la de pasar desapercibido ante un envidioso.

Un profesor universitario que no investiga, es un señor que enseña las cosas sin saber hacerlas.

La vanidad es proporcional a la ignorancia, e hija natural de la mediocridad.

A los políticos les gusta mucho la palabra sociedad porque cuanto mayor es su peso menor es la libertad del hombre.

Olvido e ingratitud son cualidades indispensables del cicatero.

Los malos políticos son como los hombres enfermos, solo piensan en ellos mismos y nos abruman; los buenos políticos son como los hombres sanos, piensan en los demás y nos animan.

A esos políticos que nos ofrecen un imposible mundo nuevo y feliz, les digo que lo disfruten y nos dejen tranquilos con el nuestro.

Si algún día me envían a un asilo o a una residencia, me gustaría que fuese para darme los cuidados que ya son imposibles en mi casa, pero nunca un lugar de reclusión al que me despachan los que jamás me han querido.

Desconfío de los que me ofrecen la igualdad humana que nunca ha existido, y quieren limitar mi libertad personal, que es la única existente.

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