Los dirigentes que durante los últimos años gobernaron este país saben de sobra que la pesca y el transporte marítimo español son solo la sombra de lo que fueron. Las imposiciones de la Unión Europea sobre política alimentaria nos exigieron dejar de pescar, para allanar el terreno a los distribuidores comerciales, a los que convenía comprar pescado en otra parte del mundo, laboralmente más umbría y socialmente menos avanzada.

Destrozado el sector pesquero, y ante una nueva campaña electoral, seguiremos viendo a los candidatos sacar pecho por el mar, llenarse la boca de que somos una potencia pesquera y hurgando con sus discursos vacíos en las heridas que nos marcan los surcos de la piel a quienes llevamos más de 30 años diciendo que ese no es el rumbo.

No obstante, continuamos, como cada víspera de elecciones, reclamando una seria reflexión, alejada de los tópicos y centrada en las posibilidades de recuperación, por escasas que sean. Cuando los profesionales del mar -de la pesca y el transporte marítimo- nos unimos para diagnosticar las coordenadas de nuestra profesión, siempre acudimos a la incertidumbre optimista, porque ya no son tiempos de postrar a los políticos ante la Virgen del Carmen con sus loas por un futuro mejor.

Pedimos un cambio de rumbo radical, una nueva forma de ver las cosas. Pedimos abandonar las políticas de la derrota, del ninguneo. Pedimos energía proactiva, individuos con personalidad y capacidad al frente de las políticas, dirigentes que crean realmente en el sector.

Pedimos un Ministerio del Mar por enésima vez. Queremos que se vayan los oficinistas, los que dirigen los departamentos sin capacidad y sin sangre en las venas, limitándose a poner sellos oficiales en los informes que les llegan certificando el negro destino para buques y tripulantes: desguace y paro.

Pedimos una Europa que nos permita producir, pescar respetando las condiciones impuestas por la naturaleza, procesar lo que pescamos, venderlo en buenas condiciones, dimensionar las empresas, generar empleo digno, ilusionar de nuevo a las familias que hasta no hace mucho vivían del mar y que hoy rehuyen de un sector decaído y por el que nadie apuesta.

Queremos que la pesca y el transporte marítimo sean política de Estado, y así se lo diremos a los candidatos, para intentar que esta nueva etapa marque un antes y un después de la capacidad de desarrollo de las economías marítimas.

Queremos cambiar las políticas de quien nos dice cosas que queremos oír, pero realmente hace lo contrario. Los que osan mantener el vergonzante Catálogo de Puestos de Difícil Cobertura para las profesiones marítimas. Los que hablan de nuestro potencial pesquero y hacen calladitos lo que les ordena la Europa de los lobbies. Los que llegan con la eterna monserga de que tenemos que recuperar nuestro papel en el mundo del transporte marítimo, pero no tomaron ni una sola medida para mantenerlo bajo pabellón español.

*Presidente de AETINAPE