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De los guapitos de Peñaranda

Qué pequeño es el mundo. Una vez encontré en el mirador del Empire State neoyorquino, piso 84 quizás, a una hija de Ernesto Toscano, el patriarca; otra encontré en el Bowery neoyoquino al entonces DJ del 74 vigués, Adolfo, Cé Tomé... Y anteayer, en un chalé de Moriscos, un pueblo lindante con Salamanca, conocí a Lolo Hernández, de los "Guapitos de Peñaranda", que con su mujer Tere Encinas , abuelos de Rodrigo, fueron vecinos puerta con puerta en la ciudad del Tormes del radiofónico José Ignacio Plaza, que en Vigo y antes en otras ciudades dejó una gran estela de popularidad en la radio, y en 2014 presentó su libro "Cartas desde las ondas" . En el sótano de su chalé me enseñó Lolo, coleccionista aunque no obsesivo como el presi de Rápido de Bouzas, Manolo Seoane, un pequeño mundo de objetos que a mí me fascinan por la historia oculta que puede portar cada uno. Una cámara de fotos que usó un periodista alemán en la Guerra Civil española, un muestrario de 1935 de postales funerarias de una imprenta catalana que eran un prodigio de impresión y estética; unas pistolas con más de cien años, una de ellas diminuta y de un solo tiro para llevar en el escote las señoras; coches de hojalata de Rico; dos espingardas morunas, y hasta un Dyane 6 y un 2 CV que él mismo está reconstruyendo. Se jubiló Lolo hace unos años pero no tiene tiempo para nada.

Konnichiwa, Hashimoto

Conocí hace dos años en mi casa a la japonesa Mari Hashimoto, profesora de japonés de la Escuela Oficial de Idiomas de Vigo. Daba antes clases en la Universidad de Cádiz, pero vino a Vigo hace 3 años y medio y dice ella que desde entonces quedó "admirada de lo bonita que es Galicia" . Tan cierto es esto que Hashimoto escribió un libro sobre su experiencia en Vigo, comparándola con la de la vida y cultura japonesa que salió hace un año en la editorial Cúmio y tengo en mis manos por vez primera. Ahí tenéis un sencillo libro en el que mezcla sus vivencias en Galicia con leyendas, costumbres e historias japonesas, acompañadas de recetas relacionadas con esos temas. Además, su amiga María Jesús Pirallo, que es profesora de inglés y consutora de macrobiótica, lo ilustró y escribió unos apartados sobre alimentos sanos. Se vende en amazon, o en el restaurante japonés Tsuki (Reconquista, 4). ¡Konnichiwa, Mari!

Y 101 perlas budistas

Y ya que hablo de un libro japonés me viene al pelo citar el último libro del vigués Javier Akerman: 101 perlas budistas y cristianas para alcanzar la felicidad. Me dice Akerman que recogió algunas de las mejores enseñanzas de Buda y Cristo, sin dogmas doctrinales, y que lo tenéis en la editorial Sydonia. Yo a Akerman lo conocí hace más de un cuarto de siglo liado con temas ufológicos y siempre la medicina natural, pero en su última etapa lo veo como sacerdote anglicano de una facción reformada y maestro de yoga tibetano. No me explico cómo puede ser y hacer tantas cosas al tiempo pero tampoco pregunto. Akerman es así.

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