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TRIBUNA LIBRE

El retrato de Nietzsche

Siempre fui un apasionado de este filósofo con letras mayúsculas, aunque utilizara los aforismos y contradicciones que utilizara. Era tremendamente humano, demasiado humano para el tiempo que le tocó vivir; como todo filósofo en su obra dialoga consigo mismo, al igual que su antagónico Platón (Recuerden los famosos Diálogos). Son personas a las que muy poca gente comprende, en su angustia; tal vez Edvard Munch pudo definirlo en ese cuadro suyo: El grito. Y tenía toda la razón Antonio Machado, pues de diez cabezas que hay en España, nueve embisten y una piensa. Nietzsche se cuestionó todo, absolutamente todo, pero como todo filósofo, él también quiso adoctrinar. Y en el libro Más allá del Bien y del Mal, ya en el primer capítulo, que se titula De los prejuicios de los filósofos, casi al final de ese capítulo dice lo siguiente: "Por ello un filósofo debería arrogarse el derecho de considerar la volición en sí (quiere decirse "la voluntad") desde el ángulo de la moral: entendida la moral, desde luego, como doctrina de las relaciones de dominio en que surge el fenómeno "vida". Lo que realiza es un espectacular circunloquio, con la finalidad de poner la vida en relación con el espíritu libre. Lo cual quiere decir, que él también quiere establecer una moral, con algo que es inherente al ser humano, que no es otra cosa que su propia vida. Una persona es libre si tiene la autodeterminación y si tiene voluntad de serlo, pero no porque lo diga Nietzsche.

La libertad parte únicamente de la toma de decisión de una persona. Si desea pertenecer a un colectivo o ser parte individual. De ahí radica el miedo a la libertad del que tantas veces he hablado y siempre he citado a Erich Fromm. La filosofía se entiende como aquello que nos permite pensar por nosotros mismos, y no que otros piensen por nosotros. Por tanto, ni siquiera este autor nos puede dar lecciones de moral, ni Nietzsche, ni Kant, ni Marx, ni nadie. Somos nosotros los que tenemos la decisión de ejercer nuestra libertad, ya digo, en el colectivo, o como individuos. De esta manera, el ser humano es como avanza, pensando por sí mismo. Hay un libro que tiene muchos siglos de antigüedad, se llama El arte de la guerra, y una de sus mejores lecciones dice: La habilidad no estriba en cómo ganar cien batallas, sino en cómo ganar una sin perder una vida. Aplíquenlo bien.

*Vecino de Silleda

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