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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La cobardía

Uno de los elementos que con frecuencia llaman la atención en el desarrollo de los problemas en Galicia es la obsesiva manía de muchos de sus protagonistas en liarlos hasta muchas veces hacerlos de solución imposible. Y no por su dificultad objetiva -que puede existir- sino por convertirlos más en cuestión personal que en asunto colectivo. Algunos analistas han dicho, con razón, que se trata de mero protagonismo, pero el caso es que sea por lo que fuere, en demasiadas ocasiones se quedan pendientes sin que nadie entienda los motivos.

Ejemplos muy recientes es la polémica surgida entre el alcalde de Vigo, la ciudad más importante de Galicia, y el líder de AGE, que discrepan acerca de qué hacer, y cómo buscarle salida, a los asuntos relacionados con la decisión judicial que anula el planeamiento urbanístico vigués y paraliza por ello varios proyectos en cuyo fondo y necesidad coinciden todos, sobre todo PP y PSOE.

Lo peor -como casi siempre- es que las discrepancias se refieren sobre todo a cuestiones de forma o tramitación, y que surgen no tanto por causa grave sino por la intención -lógica tratándose de lo que se trata; una plan para años que resista futuros cambios de gobiernos- del alcalde y la reticencias de AGE, fundadas en argumentos de técnica jurídica del todo salvables, para evitar la apariencia de que los dos grandes partidos gallegos han sido capaces de entenderse en algo más que el ite, missa est.

No se trata de ejercer de árbitro que podría complicar mucho asuntos decisivos en una ciudad clave y por tanto en el país entero: sólo de exigir que todos hagan un esfuerzo y den ejemplo de sensatez pensando en el bien común. Especialmente cuando, siquiera por esta vez la ideología, aún distinta, y el concepto de ciudad, es compatible.

El problema por tanto es solo -más allá de matices- de voluntad política y por tanto del todo resoluble. Y debe meditarse antes de que la polémica entre un líder histórico como el señor Beiras y uno de los ya muy escasos valores en alza de la izquierda gallega sensata, se haga de salida difícil y agria, algo que, puestos a ejercer el oficio de pensar, a nadie conviene.

Y algo parecido, pero con diferentes protagonistas, es lo que se refiere al Área Metropolitana y el asunto del transporte ciudadano, que ahora perece el principal y último obstáculo para un acuerdo. La propuesta de Caballero, de una coordinación entre el de Vigo, municipal y con un peso indiscutible, y los demás resulta práctica y sensata; pues con esa situación, a ver si por fin aquí, se practica de verdad eso de la entente, que todos predican pero nadie aplica.

¿Eh...?

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