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OPINIÓn

El enredo tiene nombre de moción

Queda claro, sobre todo después de los dicho por el portavoz Vázquez Barquero, que la moción de censura cotiza a la baja en el Concello de Ourense. Y eso que el líder de DO, Pérez Jácome, aspirante a ser alcalde, no deja de enviarle misivas de acercamiento, además de evitar recordar pasajes de un pasado reciente, por cierto, poco edificante para la gestión municipal.

Los argumentos de Barquero para no aceptar la invitación de Jácome a subirse a lomos de una moción de censura al gobierno popular para galopar en un nuevo bipartito, resultan un tanto peculiares. Utilizar la justificación de la agenda, no se sabe muy bien cuál, en la que supuestamente programan un ideario político que cada vez tiene más goteras, es el mejor indicador de que no es casualidad que los socialistas en el Concello de la capital se abonasen a ser la tercera fuerza política, como así se plasma en las dos últimas citas electorales -municipales y generale- sin que sus responsables directos, los que manejan el cotarro orgánico, se diesen por enterados.

Y aunque las mociones de censura no suelen ser la panacea de nada, lo que no se entiende es que se machaque con este asunto, máxime cuando el acuerdo se pudo fraguar después de las elecciones, ya que la suma que da los 14 de la mayoría sigue siendo la misma: DO (8) y PSOE (6).

Además, cómo se puede argallar una moción cuando tus futuros socios vienen marcados por su pasado de gobierno lastrado por la división y una gestión llena de sombras... y algo más. Y son cuatro los que siguen, pues el descalabro electoral de los socialistas se lo facturaron a otros que pasaban por allí. En este enredo que tiene por nombre moción de censura, lo que se traslada a la ciudadanía es que la ciudad está abonada al sobresalto permanente.

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