Con frecuencia leemos en los medios de comunicación el declive actual de las entidades culturales, recreativas y deportivas, fruto básicamente de la dificultad para conseguir nuevos socios y paralizar las continuas bajas de los que aún lo son. Sin ninguna duda, la sociedad ha cambiado y, con ella, los usos y las costumbres. Y quizá en este contexto ha existido falta de adaptación, escasos recursos, falta de preparación o, simplemente, de motivación para encarar unos cambios profundos en las estructuras de instituciones muchas veces ancladas en un pasado glorioso de difícil reedición.

El Círculo Mercantil de Vigo no es ajeno a este futuro incierto, pero cuenta con cierta ventaja. La decisión tomada por sus socios de vender su sede de Príncipe al RC Celta ha permitido sanear sus cuentas y abrir un abanico de opciones para encarar el futuro con mayor garantía. Pero los movimientos deben ser inmediatos. De lo contrario, corremos el riesgo de caer en la apatía, la desilusión o el hartazgo. Muy al contrario, se debe definir más temprano que tarde una estrategia clara que genere ilusión y posibilite la generación de nuevas altas.

Pero el motivo principal de esta carta no es otro que mostrar de forma pública mi más sincero agradecimiento a todos aquellos que me han acompañado en los últimos ocho años en la aventura de intentar mantener a flote nuestra casa y trabajar incansablemente por garantizar su viabilidad futura. En primer lugar, reconocer el trabajo de toda la plantilla, que ha aportado su granito de arena en momentos duros con esfuerzo y sacrificio. Gracias a los presidentes Miguel González-Besada e Ignacio Pérez Amoedo, así como a todos los miembros de sus juntas directivas, por la confianza depositada en mí, el gran trabajo desarrollado, las horas de dedicación y la ayuda prestada. A Nicolás López-Guerra y su equipo, suerte.

Agradecer también a todas las instituciones públicas y a sus representantes el trato recibido, en especial al Concello de Vigo y a la Diputación de Pontevedra, que siempre han estado ahí cuando les hemos necesitado. Y a la Coral Casablanca, el buque insignia cultural de nuestra entidad, que ha dado prestigio y ha llevado nuestro nombre fuera de nuestras fronteras llenándonos de orgullo y emoción. No me quiero olvidar tampoco de todos los proveedores, colaboradores, monitores, medios de comunicación, etc., que también nos han ayudado en estos complicados últimos años.

Y, como no podría ser de otra forma, gracias a todos los socios por sus felicitaciones, sugerencias, críticas y aportaciones que han servido para trabajar siempre en pro de la mejora continua o, por lo menos, intentarlo en la medida de nuestras posibilidades. Disculpas también a aquellos que no se han sentido partícipes de nuestros proyectos o a los que no hemos podido o sabido atender en sus peticiones. En todo momento hemos puesto nuestro mayor empeño y nuestras mejores intenciones.

Nada más. Ahora comienza el verdadero reto, definir cuanto antes y entre todos los que sentimos y queremos a esta centenaria sociedad viguesa ese proyecto de futuro que permita que el barco siga navegando con rumbo firme. Lo dicho, el Mercantil me tendrá a su disposición para lo que sea menester.

* Ex director general del Círculo Mercantil de Vigo