A James Skinner

En la noche del 19 de septiembre del año 2014 todos los viejos fajadores europeos velamos armas hombro con hombro sintiéndonos asimismo de la estirpe civilizadora del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RU) cuyo inigualable decurso secular quisieron desviar abominables chupasangres sin la mínima generosidad ni prudencia histórica. Lo que no lograron los nazis lo intentaron con otros métodos, Yes, los profesionales de la demagogia.

Esta es la gran lección que cabe extraer de los recientes comicios escoceses: el terrible poder de los demagogos. Me refiero al núcleo duro de los profesionalizados independentistas escoceses -sectarios, trasnochados, mentirosos, violentos- que inyectaron la hiel ideológica en los inmaduros corazones de la generosa juventud. Porque los argumentos económicos de la campaña del independentismo escocés -otra cosa son los entrañables highlanders jacobitas de rústico sentimentalismo- oscilaron entre la mentira y la manipulación, chapoteando a gusto en la negación descarada de los hechos y el obtuso desprecio de las razones de los escoceses fieles al RU. Sintetizando la campaña independentista: el Reino Unido nos roba ¿Les suena, verdad?

Datos generales

8.000 millones de libras anuales es el excedente fiscal de Escocia. Menos de lo que saldría ganando con la independencia por los impuestos sobre el petróleo percibidos directamente. Para el RU la pérdida de los ingresos fiscales se compensaría con un ligero saldo favorable al no transferir más fondos a Escocia cuyo gasto en servicios públicos por habitante es 11% más elevado que en el resto del estado.

Al margen de los debates entre partidarios y opositores a la independencia, el banco suizo UBS calculó que el PIB caería el 5%, en una Escocia independiente, y en el resto del RU el 0,5%. A mayor abundamiento, el 85% de las exportaciones totales de Escocia las absorbe el RU ¿Qué sucedería si se produjera un boicot unionista? Escocia solo representa el 10% de las exportaciones del RU que dirige hacia la UE-28 el 50% del comercio exterior.

Sistema financiero

Edimburgo es -buen año, mal año- el cuarto centro financiero de Europa y, en algún momento, el segundo por capitalización en Bolsa, solo por detrás de Londres. La sede del Royal Bank of Scotland (RBS) en Edimburgo impresiona. El RBS, creado en 1727, alberga el 16% de las cuentas corrientes británicas. Sin embargo, no resistió la crisis del 2008 y fue rescatado por el estado británico que tuvo que inyectar con máxima urgencia 45.000 millones de libras. Escocia, fuera del RU, hubiera tenido que soportar en solitario el golpe. Antes del referendo, el RBS anunció que trasladaría la sede social fuera de Escocia si el Yes ganaba. Sobra decir que no fue el único banco que advirtió de las devastadoras consecuencias de la escisión. Los gestores fueron insultados públicamente y amenazados anónimamente por independentistas que denunciaron una estrategia de intimidación económica ¿Informar a impositores y trabajadores es intimidación? ¿Qué hubiesen hecho los bancos ubicados en Edimburgo sin la libra esterlina? El centro financiero de Edimburgo se hubiese desmantelado con la independencia. No es humo de pajas habida cuenta que el sector financiero y asegurador supone el 7,1% del PIB escocés.

En Irlanda e Islandia, países que se desmoronaron al tiempo que sus sistemas bancarios, los activos de los bancos equivalían a siete veces el PIB. Los activos de los bancos escoceses suman doce veces el PIB de Escocia y, en caso de escisión, el RU no estaría obligado a rescatarlos.

Otro punto que complicaba la independencia era el de prestamista en última instancia. Actualmente, si un establecimiento financiero británico no encuentra financiación interbancaria puede dirigirse al Banco de Inglaterra. Con la independencia, el banco central del RU no hubiese tenido que suministrar fondos a los bancos escoceses y si lo hiciera sería imponiendo drásticas condiciones.

Moneda

Antes del 2008, Alex Salmond quería entrar en la zona euro pero el euroescepticismo posterior lo disuadió. Además, previamente Escocia hubiera debido integrar la UE-28 probablemente por la vía larga -diez años- aunque no es imposible que en el tramo final algunos miembros de la UE opusieran su veto dejándola definitivamente fuera. Así las cosas, los independentistas exigían conservar la libra esterlina en una unión monetaria con el resto del RU aplicando el modelo del sistema monetario del euro. Es decir, sin unión financiera ni fiscal. La posición independentista era alucinantemente contradictoria e indicativa de hasta que punto Escocia no puede prescindir del resto del RU. Una unión monetaria sin integración fiscal y financiera provocaría los mismos problemas que tienen hoy los países del euro. Exacerbados, en el caso escocés, por la volatilidad del precio del petróleo y los consiguientes choques asimétricos que habrán de producirse en el futuro. En los años ochenta del pasado siglo, cuando el curso del bruto se desplomó, el sector inmobiliario se hundió al tiempo que se disparaba el paro en Escocia. Todo habría ido a peor sin la intervención monetaria y fiscal posterior.

Frente a la prepotencia de Salmond, el Banco de Inglaterra rechazó drásticamente una unión monetaria, con Escocia independizada, al estimar que la libra, en ausencia de otras condiciones técnicas, no podría dar lugar a una zona monetaria óptima. Ante el rechazo categórico de Londres ¿qué soluciones hubiese debido contemplar Escocia independizada?

En primer lugar, podría darse el caso que Escocia siguiese utilizando la libra por su cuenta y riesgo pero sin poder tomar parte en las decisiones de política monetaria del Banco de Inglaterra fuera cual fuese la coyuntura económica. Teóricamente es posible. Panamá tiene dolarizada su economía sin acuerdo con EE.UU. Pero Escocia perdería el arma monetaria lo cual sería muy arriesgado para un país tan dependiente de las exportaciones del petróleo y, por otra parte, los bancos no tendrían garante solvente de rescate ni prestamista en última instancia.

Otra solución consistiría en que Escocia tuviese una moneda indiciada respecto a la moneda británica. Hong Kong ha indiciado su moneda respecto al dólar americano. Dinamarca tiene su moneda indiciada respecto al euro. Ambos sistemas monetarios necesitan importantes reservas de divisas para hacer frente a eventuales ataques especulativos para no descolgarse de la moneda de referencia. Hong Kong, por ejemplo, dispone de reservas superiores a su PIB.

Hidrocarburos

El pulmón económico de Escocia está en Aberdeen y sus alrededores que generan el 15% del PIB escocés. El sector emplea 450.000 personas de las cuales el 45% trabajan en Escocia. Para explotar dicha riqueza, Escocia, que carece de tecnología propia, debe recurrir a las majors (sin olvidar que hay licencias de explotación británicas a largo plazo difíciles de anular) BP y Shell, históricamente, aunque últimamente Total también hizo importantes inversiones. En los campos británicos las major han invertido 15.000 millones de dólares en 2013. Tres razones han impulsado las inversiones: a) precio del petróleo elevado; b) nuevas tecnologías extractivas; c) sobre todo la política fiscal británica muy incitativa. Difícilmente se puede aumentar la extracción, y los ingresos fiscales, aplicando mayores impuestos a las majors como pretendían en plan populista los independentistas.

El eje de la campaña de los nacionalistas relacionaba secesión y prosperidad vinculada con los rendimientos fiscales del petróleo. Los ingresos generados entre 1980 y 2010 (impuestos sobre la extracción, impuestos a las sociedades petroleras y licencias acordadas para la exploración) alcanzaron 146.000 millones de libras. Los ingresos fiscales gracias al petróleo llegaron a 36.000 millones de euros anuales. Ahora no superan 7.000 millones.

Las reservas de bruto alcanzan, según los independentistas, 24.000 millones de barriles, 14.000 millones según las evaluaciones más objetivas. El 95% de los ingresos fiscales del petróleo y el 50% de los del gas quedarían en una Escocia independiente. Los ingresos para Escocia representarían el 13% del PIB. Este maná se dedicaría, como en Noruega, a una generosa política de solidaridad social tanto en los servicios públicos como en empleo y pensiones. Ahora bien, la producción en las costas británicas se derrumbó el 55% en diez años. En Noruega solo el 5%. No parece plausible que los escoceses fuera del RU pudiesen imitar el modelo noruego aun optimizando la extracción de hidrocarburos.

Hay pocas dudas de la disminución de la extracción desde finales de los años noventa del pasado siglo cuando alcanzó el, así llamado, Pico del petróleo según la curva de Hubbert. Actualmente, la producción de petróleo y gas manifiesta rápido declive estructural.

Recuérdese el proverbio inglés asimismo común entre nosotros: "The harder they come, the harder they fall" (Cuanto más se sube, más dura es la caída) Bien lo saben Alex Salmond y su banda de demagogos.