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Salvar el conjunto histórico de Combarro

"Las zonas turísticas que reciben una gran afluencia de personas deben supervisar constantemente el impacto de los visitantes sobre el medio ambiente natural y construido y sobre los valores sociales y culturales." Esta advertencia fue hecha en el XVII Congreso Interamericano de Turismo (1997), dedicado a la Sostenibilidad del turismo mediante la gestión de sus recursos naturales y culturales. Esta misma cita abre el Informe Urxente sobre o Conxunto Histórico de Combarro que redactamos en la Asociación A Solaina de Combarro en abril de 2014, para presentar un diagnóstico sobre la situación actual del patrimonio cultural del mismo y ofrecer alternativas a la misma, con un Plan de diez medidas.

Combarro fue declarado en 1972 "conjunto de interés artísticos y pintoresco" por constituir un singular ejemplo de la arquitectura popular, simbiosis de la Galicia marinera y agrícola, sintetizada muy bien en las más de treinta palleiras (hórreos) alineados a la orilla del mar. Combarro es por ello Bien de Interés Cultural. El medio natural, las necesidades a resolver por sus habitantes, los modos de vida tradicionales forjaron el espacio habitado, las casas vivienda, el muro costero, las ramblas y peiraos, los eirados y las imprescindibles palleiras, resguardo del maíz, base del pan y la alimentación. Esto lo hicieron de forma armoniosa, decantada a través de los tiempos, las mujeres y los hombres de Combarro, dando como resultado un conjunto equilibrado, de bella factura, que empezó a ser calificado, hace algo más cien años, como pintoresco, esto es, digno de ser pintado.

En la actualidad Combarro es eso, el patrimonio heredado cargado de valores culturales, un capital cultural, pero es también un nuevo lugar, un destino turístico. Esta nueva realidad se refleja en que su estructura económica tradicional desaparece, muda, desplazada por las actividades turísticas de hostelería, de pequeño comercio y sobre todo de restauración. Nuevas actividades de oferta turística en respuesta al elevado número de personas que llegan a Combarro, en excursión diaria, de forma masiva. El turismo de Combarro lo es de excursionistas de día.

Al calor de esta demanda turística, desde la década de 1990 muchas de sus edificaciones tradicionales son reorientadas hacia usos y actividades terciarias, en tanto que sus espacios públicos y semiprivados son ocupados, a veces de forma excesiva, desordenada, sin criterio y reglamentación, por parte de estas actividades. El turismo bien gestionado puede ser, es, una bendición. Genera rentas, aumenta el bienestar de la comunidad local. Cuando esa gestión cualificada no existe, el turismo se convierte en plaga, en factor de desestructuración. Los vecinos que no se dedican a actividades turísticas pueden perder calidad de vida. El patrimonio cultural que sirve de base, de reclamo a esta actividad turística, puede verse alterado, deformado hasta lo irreconocible. Este es el peligro que afrontan muchos lugares turísticos con patrimonio cultural. Este es el peligro que afecta hoy a Combarro, de forma grave, crítica, de forma muy preocupante

¿Por qué? Porque este del turismo masivo sobre un bien frágil, de pequeña escala como es el pueblo de Combarro, es un fenómeno reciente y muy impactante. Lleva poco más de veinticinco años, pues se inicia en los años noventa y se acrecienta con el siglo XXI. En este período, la arquitectura y el urbanismo de Combarro experimentan profundas alteraciones. Los vemos en las casas viviendas transformadas en locales comerciales, sin uso habitacional, que está en retroceso. Lo percibimos asimismo en estructuras permanentes, de aluminio y entoldados, sobre las aceras, sobre los eirados, al borde de los hórreos, entre la tierra y el mar, en forma de barrera física que altera el diálogo emocionante entre ambos. Lo vemos en tenderetes que ocupan las estrechas rúas, limitando el paso del viandante, del residente de toda la vida. Lo vemos en el espacio ganado al mar sin criterio, con instalaciones de escala desmedida, con espacios sin respeto al patrimonio cultural al que se adhieren sin ligazón formal alguna, ejecutados sin estudios serios previos de sus impactos. Lo percibimos, en fin, en la falta de una política pública coordinada, para afrontar todos estos retos, empezando por la municipal y siguiendo por la provincial y la autonómica, a quien corresponde la tutela superior.

El diagnóstico no es sólo nuestro. Lo hizo en 2008 el Seminario de Estudios Socioeconómicos de Pontevedra Carlos Velasco en su estudio Complementariedade comercio, hostalaría e turismo en Combarro; también la arquitecta italiana Manuela Costantino en 2010, en su excelente "tesi di laurea" sobre Combarro, y el arquitecto Iago Seara en 2012.

Ahora conviene reflexionar y actuar de forma coordinada, cualificada, decidida. Lo propusimos en abril de 2014 con un meditado Plan de diez medidas incluido en nuestro Informe Urxente sobre Combarro. Lo vamos a exponer, a requerir, ahora en el Seminario "Os Conxuntos Históricos no Borde Marítimo Galego", que celebramos en el Consello da Cultura Galega, el 1 y 2 de julio. Les invitamos a participar. La conservación de la emocionante presencia de Combarro en el patrimonio cultural de Galicia requiere la concurrencia constructiva de la sociedad civil y los poderes públicos gallegos.

*Presidente de la Asociación A Solaina de Combarro y profesor de la Universidade de Vigo

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