La Xunta ha alcanzado un acuerdo con el Grupo Banesco, propietario de Novagalicia Banco, para que asuma el mecenazgo de la Fundación de la Obra Social de Novacaixa, es decir, la resultante de la fusión de las respectivas fundaciones de las desaparecidas cajas gallegas. El presupuesto que ambas manejaban, incluso ya fusionadas, y el que va a tener ahora es infinitamente menor, pero el acuerdo viene al menos a romper una parálisis que amenazaba con descomposición, dada la ineficacia y el sectarismo, que de todo ha habido, que trufaban su gestión.

La Fundación de NCG es una gran obra de toda Galicia, puesto que en último término es consecuencia del ahorro de todos los gallegos a través de las desaparecidas cajas. Pero las dos cajas no aportaron lo mismo.

Caixanova, por ejemplo, dejó en la fundación una magnífica colección de arte gallego con sede en Vigo, que es propiedad de todos los gallegos. Caixa Galicia, en cambio, excluyó su colección de arte de la fundación y la puso en venta con el resto de la entidad, con lo que ahora es propiedad de quien compró el banco, es decir, de Banesco.

De igual manera que fue Caixanova la que sostuvo desde su fundación el Colegio Hogar o la reputada Escuela de Negocios de Vigo, en la que se han formado y forjado muchos de los cuadros directivos de nuestras empresas y de las administraciones públicas. Iniciativas así nunca las emprendió la caja con sede en A Coruña.

Así pues, las dos aportan, pero no aportan lo mismo; las dos tienen legado, pero de muy distinta relevancia. Ni los nuevos mecenas de la fundación pueden ignorarlo ni la Xunta, en tanto que responsable último de la fundación, puede echar ahora balones fuera y desentenderse de lo que vaya a pasar.

Porque no puede pasar, por ejemplo, que unos y otros incumplan el acuerdo del Parlamento y saquen de Vigo la colección de arte para, en aras a intereses localistas, llevársela al Gaias, como algunos pretenden. Ni debería proseguir ni un día más la indefinición respecto a la Escuela de Negocios, una entidad que tanto ha reportado a Galicia entera y que los actuales gestores de la fundación, con Manuel Galdo, director xeral de Política Financiera de la Xunta a la cabeza, parecían decididos a dejar morir, sin más. Y respecto a la sede, ¿también va a permitir la Xunta que se lleven esta de Vigo? Ni el mecenazgo ni el patronato, que bien venidos sean, la eximen de sus responsabilidades.