Queridos hermanos, el reino culinario de Isola Bella se amplía desde hoy, recuperando el pasado e insuflándole vida. Como sabeís, Isola Bella es ese restaurante de Ecuador, 23 que hace 18 años abrieron Cristóbal Maestú y Daisy Ham, su japonesa preferida y madre de sus hijos. Yo creo que fue allí donde se estrenó en las cartas de Vigo el sushi, sin que faltara el carpaccio, una florida propuesta de ensaladas, los solomillos... Pero la noticia es que desde las 8 de hoy el dúo marital del Isola reabre el Pereira, esa taberna de tradición en Vigo que tenían enfrente y que se había cerrado hace cinco años. Cristóbal y Daisy lo recuperan con todo su espíritu, ese que iniciaron hace 55 años Antonio Bande y Luisa Pereira, pero no solo eso sino que en la cocina sigue la hija de ambos, Ermitas Bande, lo que sentencia que el Pereira se mantendrá fiel a su rica tradición de xoubas, chinchos, berberechos o lo que la vida del mar vaya dando con baratura. Ya veis que no todo son malas noticias: tenemos desde hoy nuevo rey y recuperamos el Pereira, que siempre tuvo irreprochables fieles (como el rey).

¿Y el Hipólito qué?

¿Y el bar Hipólito qué? El bar Hipólito es un paréntesis en mi vida, en la que siempre hablé de bares, pero lo conoce todo el mundo menos yo. Una laguna cultural porque, o nunca estuve ahí o estuve alguna noche y una copa de más lo borró de mi mente; o a lo mejor hasta escribí aquí de él y no me consta. Sin embargo, sé por amigos como Fernando do Monte o Eliana DO Campo que el Hipólito es un local de respeto por su historia. Al final de los 50, al tiempo que llegó Citroën, vinieron de Nigrán para abrirlo Hipólito y Trinidad: una casa de comidas frente al Pabellón de los Deportes de Vigo. Mucho bocata sirvió de calamares. Luego lo heredó su hijo Poli , que lo conservó tal cual era salvo algún retoque, dándole un aire de cafeto cultural, colaborando con Imaxina Sons, los Sinsal... con actuaciones puntuales. Hoy me vino a la mente porque el 27 presenta ahí Pablo Casal su corto "Agua, terra, aire (a Bolsa)", que trata de la perdurabilidad de los objetos que nos rodean al vuelo de una bolsa. Pero ya hablaremos de eso la próxima semana, que es cuando toca.

Cartas desde las ondas

Antonio Mínguez, que fue de Radio Vigo, está metido a fondo en la elaboración de sus "Memorias de la radio", riquísimas en datos, y José Ignacio Plaza ha publicado ya en Ediciones Cardeñoso con un prólogo de Francisco Pablos su "Carta desde las ondas", que presentará el martes en Vigo. Plaza, salmantino, hizo medio siglo de radio y a Vigo llegó tras torear en plazas radiofónicas de las dos Castillas, Extremadura, Andalucía y Canarias, donde debió dejar la misma huella que en la ciudad olívica: una moral de combatiente y un espíritu de resistente. Ya se sabe que los combatientes llevan una vida de peligro. Por sus venas corre radio más que sangre, sangre radiofónica si queréis, y ahora mismo que está fuera de las ondas piensa cada día cómo volver a ellas, tras su última experiencia en la radio municipal de Ponteareas, ahora cerrada. Al oírle se advierte de inmediato que la suya es voz de aquellas de la mejor etapa de la radio, pausada y sonora, cauce de un mar de ideas agitadas. Como las palabras las lleva el viento, quiso él encarcelarlas en este libro, que recoge cada una de esas cartas directas al corazón con que, entre 1997 y 2000, abría sus programas y provocaba audiencias a favor o en contra. El martes lo presenta en Vigo.