La relevancia social y reputacional fraguada durante todos estos años por la Escuela de Negocios de la antigua Caixanova es más que evidente. Muchos de los cuadros directivos actuales de grandes, medianas y pequeñas empresas han salido de sus aulas. Por eso sorprende que los responsables de la Fundación Novacaixagalicia que la ha heredado siga sin mover ficha sobre el futuro de un centro que ha demostrado ser útil y capaz de seguir siéndolo en el futuro, ahora que surgen los primeros signos de la tan ansiada recuperación económica. Ante la pasividad de la fundación a este respecto, hay quien ya se teme lo peor y piensa que en realidad de lo que se trata es de no hacer nada con la Escuela de Negocios para dejarla morir. Sería una actitud inaceptable. La ciudad no lo perdonaría y señalaría a sus responsables.